Cuando Gulf abre la puerta de su departamento, está todo totalmente a oscuras, hay mantas en las ventanas, cojines en el suelo y lo que cree Mew, por lo poco que se ve, son sábanas en forma de casita, como las que le hace a María cuando juegan al castillo.
—Espera aquí. —Gulf suelta su mano, caminando rápidamente hasta el centro de la sala donde enciende una serie de lucecitas de tono amarillo tenue sobre las sábanas que sirven de techo—. Taráaaan...
En el suelo, hay cojines y mantas acolchadas reunidas todas en un manto suave y mayormente blanco, si no fuera porque los cojines de los sillones son azul turquesa. Hay un bowl enorme de palomitas de maíz, dos vasos para servir la soda de esa botella enorme, un pequeño refugio para dos, con la computadora portátil de Gulf sobre una mesita. El profesor se mantiene con los brazos extendidos, enseñándole orgulloso y nervioso su obra.
—Hiciste... Todo esto... ¿Por mí?
—Si fue demasiado no dudes en decírmelo, a veces suelo exagerar las cosas y... —Gulf se mira los pies, de pronto demasiado nervioso de haber sido muy empalagoso en la sorpresa y que a Mew no le gustara, pero este lo toma de los hombros, recorriendo su pulgar el contorno de su rostro.
—Es perfecto. —Mew le sonríe, con agradecimiento en sus ojos, conmocionado de verdad ante tan maravilloso gesto. Le besa la frente, sostiene su rostro con cuidado y escucha como a Gulf se le va el aire de repente—. Gracias Gulf...
—No es nada... Has tenido días difíciles, creí que podría ayudarte un poco, ya sabes...
—Oye... —Mew se aleja un poco del abrazo, una sonrisa que el profesor no alcanza a verle, mientras le recorre la espalda con cuidado—. ¿Me golpearías muy fuerte si te empujo?
—¿Eh? —Antes de que pueda seguir preguntando si escuchó bien, Mew lo toma firmemente de los hombros empujando al pelinegro hasta que ambos caen sobre los cojines, entre risas y sábanas acolchadas—. ¡Mew!
El más alto se cubre los ojos con los antebrazos, retirándose de encima del profesor para protegerse de los golpes que seguro vendrán. Una de las almohadas cae sobre sus brazos, amortiguando su cara del ataque de venganza del bajito.
—¡Pude haber muerto!
—Wah, wah, wahhh Guniee~ no seas bebé. —Mew abraza la almohada del ataque contra su pecho, haciéndole pucheros a Gulf—. Yo te protegí.
—Grosero. —Gateando, Gulf alcanza la laptop, encendiéndola y apoyándola en sus muslos—. Yo elijo la película, es tu castigo.
—Hubiera preferido una patada... —Mew se quita el saco, colocando la prenda en un rincón del suelo. Se recuesta con la almohada bajo la cabeza, viendo desde su sitio la espalda del pelinegro.
Cuando le película está lista y las palomitas entre ambos, Gulf se recuesta sobre el pecho del más alto, con su cabeza de lado. Mew le hace rulos en los mechones oscuros, mientras miran la película en un cómodo silencio únicamente roto por el tronar de las palomitas de maíz en sus bocas.
—Mew... —Gulf gira la vista, viendo dormitar al alto que dejó de hacerle círculos en el cabello, comprobando que se está quedando dormido—. Mew, ve a descansar...
—No. —Abre los ojos, se talla con los puños cerrados y bosteza, antes de apretar entre sus brazos a Gulf, contra su pecho—. Ya pasó, no tengo sueño.
Gulf se endereza, colocando ambas rodillas en el suelo a los costados de Mew, quien lo sujeta de las caderas con cuidado.
—¿Qué tal tu día?
La pregunta lo toma por sorpresa y Mew abre los ojos, parpadeando muchas veces.
—Oh, bueno, fue...
—¿Malo? —insiste el pelinegro, sus manos sobre el pecho contrario—. Puedes decirme...
—Recibí una llamada del colegio de María... —Gulf asiente, su sonrisa rota al recordar cuando Mew le llamó contándole que tendría que cambiar a la pequeña de escuela—. La madre superiora me llamó para quejarse de, bueno, de mi persona o algo así.
—¿Pasó algo malo?
—No. —Mew niega, calmando un poco a Gulf acariciando su espalda sobre la camiseta de algodón—. María hizo un dibujo de nosotros cuando le pidieron dibujar a su familia...
—Oh, vaya...
—Sí, debiste escuchar cuando la superiora me preguntó si era homosexual. —una vaga risa escapa de sus labios—. Poco más y me envía al confesionario.
—Es bastante complicado que el único jardín de niños público de la zona sea católico.
Gulf se muerde el labio, mirando a algún punto detrás suyo.
—Y... Tú, ¿Qué... Qué le respondiste?
Divertido por la expresión en su rostro, Mew sonríe de lado, jugando a tocar la cadera del contrario bajo la tela de su camiseta.
—Le dije que.... ¿Cuándo te pintaste el cabello, Gulf?
—Mew, es en serio...
—Ya, ya... —le roba un pico de los labios, pero la angustia no abandona la carita de Gulf—. Bueno, le dije que la familia de mi hija consistía en su abuela, su padre y el hombre que amo, si eso me hacía homosexual, entonces sí, lo era.
Los ojos oscuros de Gulf miran a todos lados del rostro ajeno, en cada rincón, mientras le tiemblan las manos tratando de recordar cómo hablar sin tartamudear, sin romper a llorar.
—¿Qué?...
—Que te amo. —Mew le limpia las lágrimas de los ojos antes de que caigan—. Gulf sonríe, las lágrimas escapan de sus mejillas a pesar de los esfuerzos de Mew y lo besa, sin saber que más hacer o decir, tratando de transmitir todo eso que lo abruma, que le hace cosquillas en las puntas de los dedos, lo que le provoca sonrisas temblorosas en los labios entre cada beso, mientras vocaliza en voz bajita las palabras.
—Te amo, te amo, te amo... —entre besos, Gulf habla con un hilo de voz, sintiendo la risa ronca de Mew.
—Tendrás que ayudarme, Gulf, soy nuevo en esto. —Mew une sus narices por la punta, jugando a acariciarlo con suaves movimientos—. Eres mi primer novio, bueno, lo serías, si aceptas claro, siempre puedes decir que no o...
Gulf lo calla con un beso, uno que le saca una sonrisa.
—Claro que acepto, tonto. No puedo permitir que caigas en manos de otro hombre y no sepa enseñarte...
—Pequeño, gran egoísta...
Mew lo abraza contra su pecho, sentado Gulf en su regazo, iluminando las tenues luces su rostro.
Mi pequeño egoísta...
𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊ʚĭɞ
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Supongamos que es mas peque.
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Un novio para papá ♡ MewGulf
Fanfic"Yo quiero mucho al señor Kanawut, él nos cuenta cuentos y me deja usar sus crayones. Por eso, cuando sea grande, me casaré con él." ¿Es posible educar a un adulto? Mew Suppasit, encontrará la respuesta en quien menos imagina, alguien con menos de...