Mew se muerde las uñas paseando de un lado a otro en el pasillo de la sala de espera. Ya han pasado casi dos horas y nadie ha salido de esa puerta a decirle que todo está perfecto, a calmar sus nervios de fiera enjaulada y ponerle fin a su sufrimiento.
Acaba de llamarle su madre esperando respuesta, María está igual de ansiosa que él, porque vaya, —una cosa es desear con todo el corazón un novio para papi, pero otra muy distinta es tener que angustiarse junto a el— y definitivamente Gun no ayuda ahí sentado cómo si no estuviera Mew a punto de ser padre.
—Calma, están bien. —asegura, con un termo de café entre las manos. El frío decembrino le cala hasta los huesos, más aún a las seis de la mañana—. Están en manos del mejor doctor del mundo.
Mew gira sobre sus talones.
—¡Es tu esposo! Tienes que decirlo.
—Precisamente.
El reloj sigue marcando un tic, tac, insistente que le pone los nervios de punta a Mew. Un paso delante del otro hasta llegar al final del pasillo y luego girar en sus talones para volver a emprender camino hacia adelante.
—¿Qué hora es? —insiste, con el pulgar entre los dientes.
Gun desde el sofá, se toma el tiempo para decirle que solamente ha pasado un minuto desde que preguntó la hora. —Aparentemente ha olvidado que se desmayó dos veces del estrés en la sala de espera cuando nacieron sus hijos— hoy está demasiado calmado a pesar del acontecimiento y de que su esposo lo despertara a las cuatro de la mañana para correr al hospital a recibir al hijo de su mejor amigo.
En medio de lo que promete ser una crisis nerviosa, la salvación llega en forma de los hermanos Kanawut, quienes entran corriendo a la sala de espera, vestidos totalmente de ropas médicas. Gulf se quita el cubre bocas apenas entran y Aye le lanza a Mew un cambio de ropa para que pueda entrar a la sala de parto.
—¡Está naciendo! —Exclama su esposo, vestido de verde agua sobre su ropa— ¡Está aquí, Mew!
A velocidad de la luz (o de un padre emocionado) Mew se coloca la ropa para entrar, guiado por una sobre exaltada Aye —que parece todo en ese momento menos enfermera responsable y seria.
—¡Felicidades! —Le grita Gun antes de que atraviese la puerta, pero el matrimonio se detiene y corren de regreso para abrazarlo—. ¡Eh, eh, que me matan!
—Gracias... —suspiran, uno a cada lado de su amigo después de casi caer al suelo.
Y sin más, corren rumbo a la sala, donde su bebé espera por ellos.
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Un novio para papá ♡ MewGulf
Fiksi Penggemar"Yo quiero mucho al señor Kanawut, él nos cuenta cuentos y me deja usar sus crayones. Por eso, cuando sea grande, me casaré con él." ¿Es posible educar a un adulto? Mew Suppasit, encontrará la respuesta en quien menos imagina, alguien con menos de...