Cap. 3

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Me despierto al escuchar como tocan la puerta de la habitación en donde me estaba quedando. Abro mis ojos, me siento en la cama y luego de un rato, me levanto de la misma para poder ir a abrir la puerta, encontrándome así con un lindo Elías recién levantado.

— Lo siento, acabo de levantarme... Olvidé poner la alarma—lo primero que hice fue disculparme... ¿Era en serio? Ni un buenos día... Dios, que tonta—Ah y... Buenos días—ahora si saludo, no quería parecer una mal educada.

Ahora que lo pienso, debía de verme muy mal ahora... Aunque también era cierto que nadie se ve perfecto cuando esta recién levantado.

— Yo también, tranquila. Mamá dice que bajemos a desayunar—comenta con diversión, aunque luego de eso bosteza un poco—¿Te espero para bajar juntos? Y buenos días también—observé como se rascaba la cabeza—Te va a caer bien mi mamá, más ahora, ya arregló las cosas con mi padre. — ríe bajito por eso, lo deja entrar y cierra la puerta

— Si, por favor... Voy a lavarme los dientes y bajamos, tengo ganas de conocer a tu mamá—admito y río.

Tomo mi bolso y así voy al baño, donde me lavo los dientes y lavo mi rostro con agua. En mi bolso tenía un cepillo de dientes y pasta dental. Siempre salgo preparada a todos lados, incluso tenía un cambio de ropa, el cual no dudé en ponerme. Estaba más cómoda ya que era de mi talla y no me quedaba grande. Mis amigas siempre dicen que estoy loca por llevar tantas cosas en mi bolso, pero bueno, es obvio que si sirve de algo tener el bolso lleno y pesado.

Salgo del baño después de eso, mirando así a Elías. Aunque al verme vestida diferente, se sorprende un poco, mientras él continuaba en pijama, algo que me hizo reír internamente.

— Ya estoy... Vamos abajo—sonrío y tomo su mano, así salimos juntos de ahí. El tomar su mano fue... Sin querer.

— ¿Siempre sales preparada o algo así? — me pregunta mientras caminamos. Yo lo miro, algo confundida la verdad.

— ¿Por qué lo dices?

— Pues... Tenías un cambio de ropa además de un cepillo de dientes en tu bolso, y estoy seguro de qué guardas miles de cosas ahí... Mi mamá hace lo mismo—contesta a mi pregunta y yo no dudo en reír.

— Salgo preparada por si acaso. Tengo esas cosas en mi bolso por si me mancho al tener mi periodo, si mi blusa se moja, o mis pantalones... Así que salgo con todo, y el cepillo es algo importante, si mi boca huele mal entonces solo saco el cepillo y la pasta dental, así cepillo mis dientes—cuento mientras bajamos las escaleras juntos, él me escucha atento—así que bueno... Solo es por si acaso—sonrío y al fin llegamos abajo.

Los dos nos vamos a sentar a la mesa, era grande. Ahí estaba el señor Ben comiendo y viendo cosas en su móvil, aunque al ver a su esposa entrar lo deja a un lado. Volteo, mirando así a una mujer joven, tiene unos ojos verdes preciosos, un cabello hasta un poco abajo de los hombros de color rojizo. Me sorprendió ver que era pelirroja, y ahora que lo noto, su hijo no tenía demasiado parecido a ella. Cuando me sonríe, yo le devuelvo la sonrisa.

— Hola, me llamo Naomi. Ben me comentó porqué te quedaste anoche, así que no hay problema alguno con eso. Eres bienvenida—comenta con sinceridad. Me entrega un plato, olfateo la comida como buena loba que soy... ¡Olía delicioso! —Espero te guste—agrega la mujer de ojos verdes, totalmente en juego con su cabello.

— Tranquila, señora Naomi. Estoy segura de que me va a gustar su comida—sonrío —. Soy Hazel, amiga de Elías.

Me presento, miro a mi amigo después de eso, no sé por qué, pero acerco mi mano a su lindo cabello pelinegro y se lo acomodo con suavidad. Ignoré la presencia de sus padres y lo hice... Mierda, eso no debía de hacerse... ¿Verdad? Al notar a un Elías rojito mirándome, me acomodo apartando mi mirada de él y posándola en mi plato de comida.

Calla y bésameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora