Iba llegando a la academia, ahora trataba de llegar más temprano que ayer, pues todo eso de llegar tarde no era algo que me gustaba... Además, paso solo por un error, nada más. Aunque también era cierto que el sueño me estaba carcomiendo, sentía que me moría... No dormí bien, ya que Elías no paraba de pasearse por mi mente.
Tomé asiento en las gradas a lado de alguien, al darme cuenta de quien era, bufo un poco... Otra vez él. Rodé los ojos, y luego trato de prestar atención al entrenador.
Los parpados comenzaron a pesarme, así que no dudé en cerrarlos, quedándome así algo dormida. Mi cuerpo se debilitó por obvias razones, por lo que traté de acomodarme en algo o en sí, en alguien. Recargo mi cabeza en el hombro de Elías, me daba igual nuestra enemistad, mi sueño era más fuerte que eso en estos momentos. Sentí como alguien tomaba mi cabeza después de un rato, y luego de eso vuelvo a sentir algo cómodo contra ella. Me dio pereza abrir los ojos para ver que paso, así que solo lo ignoré.
Aunque en si lo que hizo que me despierte, fue un ruido demasiado fuerte, lo cual causó que caiga hacia atrás, gritando y golpeando así mi cabeza con las gradas que se encontraban allí, el golpe hizo que me enojara bastante.
— ¡¿Qué te pasa idio...?!—guarde silencio al mirar quien fue, el instructor...
Había pensado que era Elías, volteo a ver a los demás, algunos se estaban riendo por eso... Observé a Elías, ni siquiera había visto eso... De seguro tal vez él la acuso. Una presión en el pecho estaba allí, un sentimiento poco agradable, miro de nuevo al entrenador y me levanto.
— Lo siento...—es lo único que digo para después caminar a los vestidores. En mi pecho comencé a sentir como algún tipo de... Preocupación, tal vez. No estaba preocupada, lo cual me confundió, ya que esos sentimientos no eran míos... Aunque en realidad deje pasar aquello.
Después de ponerme mi ropa adecuada y además los patines, me adentro a la pista para comenzar a calentar poco a poco. Comencé a percibir el olor y presencia de alguien más, mi mente maquinó e imaginó a Elías, pero no, era un chico rubio y de ojos azules, bastante guapo.
— Soy Matteo...—se presenta ante mi— Ayer patinaste muy bien, me pregunto qué otras cosas podrías hacer... Y que sean, interesantes—comenta en un tono medio gracioso.
No entendí a que se refería.
— Soy Hazel... Y eso creo, dicen que soy buena en demasiadas cosas, pero podría decirse que esto solo es un hobbie... Podría ser mejor—admito como si nada y siguiendo aquella platica.
El chico me mira con cara de tonto... Sonrío, pensaba que solo quería ser amable, pero al ver como se acerca más a mí y pasa la mano alrededor de mi cintura, comprendí lo que quería... Lo observo mejor, probablemente si obtenga "eso" de mí... Aunque dirigí la vista a otro lado después, notando como Elías me miraba... Algo dentro de mi gritaba "¡Celos! ¡Celos!", aunque eso sería imposible. De todos modos, decido alejarme del tipo.
— Lo siento... Creo que solo tendrás que soñar con eso—encojo los hombros y me aparto.
Comencé a escuchar como el instructor decir que no quería que haya muestras de afecto mientras entrenemos, o en sí, dentro de la academia, y que lo debíamos dejar para afuera... El muy imbécil lo decía mirándome a mí y a Matteo.
Decidí ignorarlo y comencé a hacer lo que nos estaba pidiendo, aunque estaba tan desanimada que ni siquiera moverme quería...
— Hazel, es la tercera vez que te veo haciendo estupideces... Así que, o te tomas esto en serio, o ahí está la puerta—comenta el instructor al verme hacer casi nada. Solo asiento con la cabeza y me alejo de él, escondiéndome entre unos chicos para que no pueda verme más.
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Calla y bésame
RomansaFrío... Es lo que siento cuando estoy patinando, moviendo mis pies con elegancia mientras estos se mueven con facilidad deslizando sobre el hielo, o mientras respiro aquel aire helado, que me hace temblar. Caliente... Sus manos son calientes cuando...