Calla y bésame

Cap. 4

Las semanas pasaron volando, la relación amistosa con Elías iba genial, la verdad estoy demasiado feliz de tenerlo como compañía. Con el pasar del tiempo me di cuenta de que estaba más enamorada que nunca de ese chico de cabello negro y ojos azules, el cual me tenía como loca y boba él.

Me encontraba en la biblioteca buscando unos libros que pidió un profesor, busqué con tranquilidad, hasta que, al girar, el rostro de Tobías hizo que pegue un gritito gracias al susto que me dio verlo tan de cerca.

— Mierda... ¿Eres idiota o qué? Me asustaste —bufé, pues la verdad su presencia era lo que menos quería, me causaba un dolor de cabeza.

— ¿Tan feo soy? —pregunta con diversión, luego ríe de una manera algo escandalosa —no vengo a molestar, linda... Solo a hablar de Elías... —comenta mirando mis ojos, eso hizo que llame mi atención, aunque al inicio pensé ignorarlo, pero después decidí que era mejor escuchar, solo por... Por chismosa.

— Habla

— Bueno... No es la gran cosa, me lo veía venir, pero la verdad no sería mala idea que tú lo sepas. Estuve hablando con los amigos de Elías, ya sabes, el castaño que da pena, el enano gay y el chino —comenta como si nada.

Okay, no iba a permitir que hablara así de mis amigos, ¿por qué se refería así de ellos? Dios, que asco.

— La verdad pensaba hacerte caso, pero creo que lo mejor será decir "jódete" —digo con molestia —no voy a permitir que les digas de esa manera, tienen nombre... No les vuelvas a llamar de esa manera... Imbécil.

Comienzo a caminar lejos de él, pero su voz me vuelve a detener.

— Solo esta jugando contigo... —suelta al fin—hablé con ellos hace unos días... Me dijeron que eras una estúpida al haber creído que Elías saldría contigo, o que incluso le llegarías a gustar. Solo fue un reto por parte de ellos, si no, Elías nunca te habría hablado.

Después de aquello me mira por un rato con ojos tristes, se disculpa y luego se larga de ahí a paso rápido, dejándome sola pensando en lo estúpida que fui al no darme cuenta de que Elías Boyd solo jugó conmigo.

Aquello me cayó como balde de agua helada, debía de estar bromeando... ¿No? Se suponía... Se suponía que Elías quería algo conmigo, no me usó solo para jugar... O eso quiero creer. Bajo la mirada después de aquello, sin saber qué decir. No entendía por qué... Pero le creí. Después de aquello comencé a caminar de vuelta al salón, lagrimas comenzaron a salir por mis ojos, pues la verdad era algo que me dolía al tener esa edad... No importaba demasiado lo sentimental, pero tampoco había necesidad de lastimarme de esa forma, ni fingir que quería ser mi amigo.

Camine hasta mi aula con prisa, pues no quería que nadie me viera llorar y me preguntaran cosas bobas y molestas, así que prefería ir rápido. Levanto la mirada para ver qué pasa a mi alrededor, aunque al ver a Elías lleno de pintura verde, de cabeza hasta los pies, me quedo confundida... Más por la mirada de odio que lanzó hacia mí, nunca me había visto así antes. Observé como los chicos se me acercan, y comencé a sentir un enojo feo.

— ¿Oye, por qué hiciste esa broma? Sabes que a Elías no le gustan—murmura Math mirándome a los ojos.

Verlos así me hizo pensar que todo fue verdad, ya los imaginaba riendo después de cada cosa que hicimos juntos, como nuestro primer beso... El odio hacia ellos comenzó a surgir, y realmente solo quería ignorarlos para siempre.

— No sé de qué demonios hablas... Son unos idiotas junto a Elías —el tono de voz que usé fue horrible, como si les escupiera veneno, había demasiado coraje en mí en estos momentos, tanto que ni siquiera quería que alguien se me acercara o podría decir algo horrible.