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Días después.

- Dime ¿cómo va tu relación con mí hermano?

La peliazul se puso muy roja y tartamudeaba como siempre pero en eso le llega un mensaje.

- Uy ¿es tu príncipe?

- Yuri ya no la molestes tanto además tú hermano parece más un sicario que un príncipe.

- Que dijiste de mí hermano - dijo con un aura asesina -

- Lo siento Yuri.....yo.....

- Bueno nos vemos después debo irme nos vemos cuando termine la semana.

- pero teníamos planes ¿a donde irás? - dijo confundida y desanimada la pelinegra -

- Debo ir a un lugar mí dijo que debo ir y que no tengo otra opción.

- Está bien cuídate.

- Suerte.

La peliazul se fue caminando algo desanimada pero igual estaba feliz porque estaría un momento con su novio.

- ¿Llevas mucho tiempo esperando?

- No como unos cinco minutos, siéntate.

Los dos estaban en una especie de cafetería muy hermosa, decidieron reunirse ahí para hablar en persona antes de separarse una semana.

- ¿Me escribieras todos los días?

- Claro y ¿tú a mí?

- Por supuesto, y ¿vas a ir sola debería estar celoso?, debo cuidar lo que es mío - dijo para verla directamente a los ojos y notar como se ponía roja - que linda - dijo para encender un cigarrillo -

Después de hablar unos instantes más llegó la mesera tomo sus órdenes para unos minutos después traerles sus pedidos, terminaron de despedirse con un beso en la boca, ella se fue poco a poco y al llegar a su casa el mayordomo ya tenía su equipaje en la sala.

- Buenas tardes señorita Shinzaki - dijo muy formal -

- Buenas tardes.

- Señorita Shinzaki con su permiso me retiro y llevaré esto a el vehículo en que se transportará usted y su prometido.

- Si definitivamente ya está aquí era obvio, puedes retirarte.

- O niña al fin llegaste pensé que llegarias tarde - dijo bajando la escalera vestida muy elegante - resulta que iremos con ustedes solo que no te preocupes igual tendrán tiempo a solas nos quedaremos en otro lugar pero estará cerca y ya es momento de que padre salga del estudio, ahora ve con el joven Aikawa.

Después de esa conversación la chica fue afuera y su madre se quedó un rato adentro gritándole a los empleados y dándoles órdenes estrictas.

Después de un rato al fin estaban en un auto de lujo de color negro, los cuatro estaban ahí, la madre con su orgullo por las alturas y adorando a su yerno, mientras Kuon solo hablaba cuando la obligaban a responder, por otro lado su padre estuvo todo el tiempo callado leyendo un libro. Dilataron aproximadamente cinco horas en llegar a su destino, como lo suponían llegarían de noche. Estaban hospedados en un hotel muy lujoso con una gran distancia entre las habitaciones, los padres dormirian juntos en una habitación y los comprometidos en otra.

- Comportate con el no vayas a avergonzarnos.

- También te deseo buenas noches madre.

- Bien ahora ve a atender a el joven.

La madre se metió al cuarto mientras Kuon solo se quedaba parada en el pasillo en frente de la puerta, así que decidió no entrar todavía, fue abajo a la recepción hasta la salida y se sentó una banca que había debajo de una palmera en la playa, decidió que sería relajante mirar las olas del mar y empezo a pensar sobre la vida, pero después saco su teléfono para ver redes sociales por suerte había conseguido la clave del wifi de menos no tendría señal, y empezo a hablar con varias personas a la vez, pero un rato después llegó alguien.

Soy tu DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora