Capítulo 3

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El sonido de la lluvia desapareció

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El sonido de la lluvia desapareció.

Mi cigarrillo se apagó por el agua pero sigue entre mis labios.

Mis pasos se detuvieron por completo y mi respiración también.

Ella está aquí, luego de una semana donde desesperadamente la buscaba con la mirada, está aquí, sin ser más que una desconocida, pidiendo mi ayuda.

Tantas preguntas, hay tantas preguntas que pasan por mi mente pero ninguna parece ser la indicada.

Ninguna de mis preguntas tienen lógica y menos al siquiera imaginarme la respuesta que ella pueda dar.

Solo la veo, más claramente que cuando lo hacía desde el otro lado del escenario pero no del todo por la intensa lluvia que no hace más que aumentar.

Sus labios están casi morados, su pequeño cuerpo tiembla por el frío pero sus pálidos ojos están decididos, no apartan la mirada, como si no notara que un tremendo resfriado le llegaría si sigue exponiéndose así.

Sus pequeñas y rosadas mejillas pecosas están un poco manchadas por color negro, su delineado se ha corrido.

Mi boca se abre un poco tratando de procesar todo pero lo único que pasa es que mi cigarrillo cae al suelo, empapándose en un charco sucio.






Cierro la puerta del edificio, encerrándonos dentro.

La chica se recuesta en una pared mientras ajusta uno de sus botines. La luz es muy poca, las pequeñas ventanas en la pared del pasillo es lo único que ilumina el lugar.

Suspiro sin saber que hacer pero al escuchar un trueno es cuando realizo para lo que estoy aquí.

Troto por el pasillo, esperando que la chica me siga, para poder llegar al salón principal.

Maldigo al ver que la mayoría de las ventanas están abiertas y que una gran cantidad de agua está entrando.

—Mierda.—las pisadas de la chica se hacen presentes, volteo a verla y ella asiente, entendiendo sin decirle que necesito su ayuda.—Ve al cuarto de ahí.—le digo señalando una puerta un poco alejada, cerca de la plataforma.

La chica se quita el gorro de su suéter, su empapado cabello negro se hace presente, de su oreja puedo notar un leve brillo, un par de piercings se muestran pero antes de poder ver más detalles ella sale corriendo.

Alejo la mirada de la puerta donde entró para empezar a cerrar las ventanas.

Gruño un poco al notar que algunas son más difíciles de cerrar ya que son tan viejas que están atascadas.

Si hubieras decidido quedarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora