27. Estrellas fugaces, pide un deseo

819 116 78
                                    

18 de mayo 2019

Esta noche sería la lluvia de estrellas y no podía estar más emocionado.

Había traído mi telescopio y me sentía como un niño pequeño al que le habían comprado todos los dulces de la dulceria.

A las seis, los chicos y yo salimos al patio e hicimos un mini campamento improvisado, buscamos un área donde el cielo pudiera verse sin problemas. Cuando todo estuvo listo nos recostamos sobre el suelo mirando hacia arriba.

Era curioso, la mayoría de las personas no se detenían a mirar al cielo, pero yo creía que las estrellas eran una de las cosas por las que valía la pena estar vivo.

No pude evitar pensar en mi tío, a él también le gustaban los astros. Me preguntaba si al morir él se había transformado en uno.

Poco a poco comenzó a oscurecer más, la única luz que teníamos era la Luna y una pequeña lámpara de gas que había traído Mary.

Sirius estaba recostado a mi lado, me gire para ver su perfil y repase mentalmente sus facciones; pómulos marcados, ojos grises azulados, mandíbula marcada y labios carnosos.

Sintió mi mirada y se giro en mi dirección, nuestros ojos se encontraron. El mundo se detuvo, por un minuto todo fue como antes, porque a pesar de todo lo que había sucedido en los últimos meses, seguíamos siendo nosotros, Remus y Sirius, Moony y Padfoot.

Él seguía siendo ese chico que hacía que mi corazón latiera a mil por hora.

Yo seguía siendo la única persona que lo ponía tan nervioso que se quedaba sin habla.

Seguíamos siendo nosotros.

Desvíamos la mirada al mismo tiempo e instintivamente busque la constelación Canis Maior en el cielo nocturno. Su estrella, curiosamente llamada Sirius, era la más brillante.

No pude evitar pensar en qué él era como una estrella que había sido cubierta por las nubes, pero el hecho de que no pudiéramos apreciar su brillo a simple vista no quería decir que las estrellas se habían quedado sin brillo. Solo tenían que sobrevivir una noche más para poder volver a resplandecer.

Solo una noche más, Sirius, un día a la vez. Pensé.

Lo que había sucedido el día anterior con su comida aún me preocupaba, pero tal y como había dicho, el progreso no era lineal, eso lo sabía bien. Confiaba en qué Sirius saldría de esta, creía en él.

-Está comenzando.- Exclamó Peter emocionado, Barty sacudió a Regulus que se había quedado dormido. El menor de los Black maldijo a su amigo por lo bajo.

-Más vale que valga la pena-Murmuró.

-Oh, créeme que lo vale.-Respondió Sirius.

En ese momento una estrella fugas cruzó el cielo, tan rápido que un parpadeo había desaparecido.

-¿La vieron?- Exclamó Regulus emocionado, Barty soltó una pequeña risa.

Me levante y me acerque al telescopio, mire a través de él, para tener una mejor vista de las estrellas.

Al cabo de unos minutos me volví a recostar junto a Sirius.

-Es una noche mágica.- Murmuró con la mirada fija en las estrellas.

Instintivamente alargue mi mano, pude sentir como sus dedos rozaron los míos. Acerque mis dedos un poco más y nuestros meñiques se entrelazaron.

-Si que lo es.- Una estrella fugas azul cruzó el cielo, mientras juntábamos nuestras manos.

A lo largo de una hora vimos tres estrellas fugaces más y durante todo ese tiempo, nuestras manos siguieron entrelazadas.

Abrazo de Luna [Wolsftar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora