(Narra: Sara)
Viajamos desde España a un nuevo país, me había ido de mi tierra, había dejado a mi gente atrás, no es que estuviese arrepentida, necesitábamos este cambio, pero me ponía triste ver las cosas desde el otro lado.
Nada más llegar a este lugar, mi padre se encargó de buscarme una de las mejores escuelas, y aunque con todo esto de la pandemia la cosa estaba difícil, lo consiguió.
Iba a comenzar mañana mismo, estaba un poco nerviosa, era un sitio nuevo, y algo tenía claro, no sería igual al lugar de donde vengo.
...
Llegó la noche y cenamos de lo mejor que papá encontró en la despensa de la casa donde nos hospedamos, mamá tenía que ir de compras mañana, no obstante lo que había estaba bastante comestible.
Luego de cenar, me retiré de la mesa, al parecer mamá me siguió.
- Hija, ¿todo bien? - preguntaba ella de pie en la puerta de la que ahora era mi nueva habitación.
- Sí, sí, solo que... ya sabes, adaptándome a los cambios - le respondí brindándole una sonrisa para que se tranquilizara.
- Te entiendo, mi niña, es complicado procesar todo lo nuevo - caminó hasta mí, se sentó en el borde de la cama y me abrazó.
- No te preocupes, lo asimilaremos rápido, verás que pronto nos sentiremos como en casa - le dije para que se animara un poco, estrechando más nuestro abrazo, en eso llegó papá.
- ¿Y para mí no hay abrazo? - preguntó celoso.
- Claro que sí hombre, ven - le contesté, se acercó y nos dimos un abrazo familiar.
- Bueno, es hora de dormir, no olvidéis lavaros los dientes señoritas - mencionó papá en tono de broma, así como si estuviéramos en la infancia, reímos y se fue a su habitación con mamá.
Mis padres estaban muy adaptados a la vida en España, y yo también, amaba mi país y lo seguiría amando por siempre, pero este sería un cambio necesario para nuestro bienestar.
...
Mi primer amanecer en esta ciudad fue medio nublado, me levanté apagando la alarma y camino a la cocina, mamá y papá ya me esperaban para desayunar.
- Suerte a ambos en el trabajo - mencioné mirándoles.
- Gracias mi vida, igual tú en la escuela nueva - respondió mamá.
- Lo mismo digo - destacó papá - seguro estoy de que todos te adorarán.
- Ay, papá, no seas bobo.
Luego de desayunar, asearme y preparar todo para el día, fui camino a la estación del autobús.
El viaje se me hizo corto, las vistas por el camino me mantuvieron entretenida, aunque realmente no era mucha la distancia.
La escuela era bastante bonita, tenía una cerca perimetral con unos dibujos preciosos, todos hablaban a cierta distancia, me sentía pez fuera del agua, no sabía a dónde ir ni qué hacer.
- Buenos días, ¿es usted la señorita Martínez? - se acercó una joven que parecía trabajadora del centro.
- Sí - respondí con timidez.
- Oh, bienvenida - sus ojos mostraban la sonrisa que la mascarilla ocultaba - Acompáñeme, la llevaré a conocer al director antes de que comiencen las clases.
- Vale, vale, le sigo - respondí.
La joven me llevó dentro, caminamos unos pasillos y en un momento estábamos en la dirección, el director no era joven, pero tampoco parecía muy mayor.
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Mascarilla Perfecta (En Curso)
RomanceNate Jefferson, joven de 17 años con un futuro por delante y miles de metas por trazar, pero al igual que toda la humanidad, condenado por una pandemia que no parece tener fin, haciendo que la vida de todos se detenga indeterminadamente. ¿Existirá a...