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- Estaba a punto de sacarte a palos de aquí, pero eres tú.

- Oye gracias – dijo disgustada – Dame otro mojito.

- Mirame.

- ¿Qué?

- Que me mires chiga – levanto el rostro y lo miro – Estas peda, no te dare mas alcohol, te preparare una cuba y no mas.

- No me jodas Emilio.

- No te jodo Meg, pero se lo pendeja que te pone el alcohol.

- La ultima vez no dijiste eso – sonrio de lado.

- La ultima vez fue solo cerveza nena – le sonrio y le dio su cuba – Y ambos lo queríamos.

- Si, es cierto – hizo un puchero.

- Cuantame – destapo una cerveza - ¿Qué te trajo aquí con un aura de melancolia?

Meg lo miro y sonrio de lado... Tenia muchas cosas en la cabeza y todas la dirigían a una sola persona, Jack Conway.

-Sabes que puedes contarme lo que sea Meg.

- Lo se Emilio – le sonrio – Tengo un trabajo – tamborileo sus dedos, el mexicano era su único amigo, pero no sabia su verdadero yo y siempre que hablaban trataba de buscar las palabras para no cagarla – Tengo que trabajar con un sujeto.

- Aja – le dio un trago a su cerveza, saco unas papás y las sirvió en un plato.

- El sujeto con el que tengo que trabajar, chocamos mucho, tenemos el mismo carácter, temperamento y jamas estamos de acuerdo.

- En pocas palabras, si pudiera se apuñalarian.

- Exacto, pero no podemos por el trabajo – suspiro – Esta vez tengo que estar trabajando hombro a hombro con él – le dio un trago a su cuba, estaba muy rebajada y lo agradecia comenzaba a sentirse mareada – Pero hay un asunto.

- ¿Cuál?

- Él aun no sabe que debemos trabajar, porque me dijeron que yo tenia que hacerlo – bufo – Me quiero matar Emilio.

- Puedes hacerlo, pero no en mi bar porque vas a manchar de sangre todo – los dos rieron – Como mejor amigo – asintió – Si este trabajo es de prueba, tienes que decirle porque sino te va a caer una putiza. Pero si no es el caso, trata de hacerlo sola, se de lo que eres capaz y cuando veas que de verdad tenga que involucrarse, lo llamas.

- Es una gran idea – lo miro – Pero lastimosamente debe saberlo.

- Bueno, cuando quieras descargar todo, ven conmigo – le guiño un ojo y se fue.

Sabia que por mas que quisiera hacer el trabajo sola, la estaria vigilando porque no confían en ella aun. Debe tener pruebas de que esta con él y lo mas importante él debe saberlo.

[...]

Conway subia al auto para irse a trabajar, tenia muchas cosas en la mente, justo cuando estaba por darle marcha al auto, la puerta del copiloto se abre y a su lado entra Meg.

- ¿Qué coño haces aquí? – la miro confundido y con mal genio.

- Conduce a las afueras de la ciudad, tenemos que hablar.

- ¿Cómo que para que o porque?

- Mira Conway por una vez en tu puta vida haz caso y conduce, esto es importante – lo miro – Y sabes que yo jamas vendria a ti por guilipolleces.

Era cierto, aunque quisiera negarlo, tenia razón. Ella jamas acude a él por nada, a si este muriéndose prefiere acudir a un perro que a él.

Suelte un gran suspiro y pone en marcha el auto.

Jugando SucioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora