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Una semana habia pasado, ni uno de los dos se habia contactado. Su orgullo era mas grande. Pero aunque ya no se hablaran, el trabajo continuaba al igual que sus vida, el tiempo no se detina por nadie.

Meg habia llegado logrado saber como trasnportaban a las chicas, mediante camiones o embarcaciones. Chicas vendidas por sus padres o que escaparon y alguien muy malo las encontró. Ricardo cada dia confiaba mas en ella, estaba segura que en algun momento esa propuesta de matrimonio le llegaría y tendría que aceptar si de verdad quería seguir con su misión.

-Entonces el dia de la gala habrá una fiesta clandestina – sonrio divertida – Por favor dime que esta vez si podre ir.

- Me temo que si – sonrio Ricardo – Pero no iremos juntos – la miro – Quiero que Jack Conway no interrumpa mis negocios y que tú no te sientas celosa mientras me tiro a una mas joven que tú.

- ¿Celos? – sonrio mirándolo – Por favor Ricardo, los dos sabemos soy mejor que todas esas niñas – le guiño.

- Sin duda alguna amor – le sonrio – Entonces, quiero que vayas con él, lo quiero lo mas lejos posible de la fiesta. Ademas – carraspeo – Siento que alguien nos quiere sabotaer y no quiero que esta fiesta se joda, tú te encargaras de que él no joda la fiesta.

- Perfecto – le sonrio – Me encargare.

Meg sabia que los hombres de Ricardo habían ido de chismosos a decirle que ya no estaba saliendo tanto como antes lo hacia, era una prueba mas que nada.

Tenia que dejar su orgullo de lado y arrastrarse a casa de Jack Conway.

-Estan bien ¿no? ¿Tú y Conway, están bien?

Ahí confirmo sus sospechas.

-Lo estamos, últimamente no hemos salido mucho por cuestiones de su trabajo, pero estamos bien – sonrio - ¿Por qué lo dices?

- Solo curiosidad amor – suspiro – Compra un vestido deslubrante, quiero que me sorprendas en la gala de mañana.

- Siempre y te sorprendo – le guiño un ojo – Nos vemos mañana Ric.

Meg subio a su auto, golpeo un par de veces el volante y grito totalmente frustrada.

-Esto me pasa por trabajar con hombres idiotas – susurro.

Al legar a su casa, se miro al espejo...

-De verdad voy a tener que irme a arrastrar a sus pies – susurro – Bien Meg, si lo haremos, lo haremos bien y él será quien se arrastre.

Se puso un vestido que tenia un gran escote y dejaba poco a la imaginación. Se solto el cabello, se arreglo un poco y salió de su casa. Su auto derrapo cuando llego a comisaria llamado la atención de todo el mundo, bajo del auto con todas las miradas sobre ella, sus tacones resonaban por la entrada de comisaria llevandose mas de una mirada morbosa sobre ella.

- ¿En que podemos ayudarla señorita? – pregunto Greco escaneandola con la mirada, deteniéndose en su gran esocte.

- Mis ojos están arriba comisario Greco – sonrio divertida.

- Lo siento, lo siento – carraspeo y volvió a verla a la cara.

- Quiero ver a Conway – ladeo su cabeza e hizo un puchero – Es urgente.

- Puedo ver eso – le sonrio – Esta arriba, en su despacho, pero no esta...

- Gracias, se el camino – se dio la vuelta y comenzó a subir las escaleras con la mirada de todos detrás de ella. Poco conocía la comisaria, pero al menos conocía el camino al despacho del Superintendente. Cuando vio la puerta, trato de ocultar la sonrisa en su cara, no quería parecer tan ansiosa por verlo. Sin si quiera tocar la puerta, la abrió dejando que las miradas de los presentes se fijaran en ella – Superintendente Conway – lo miro, despues se fijo en un chico con cresca roja y un rubio que parecía salirle la baba de solo verla.

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⏰ Última actualización: Sep 08, 2021 ⏰

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