Día 4

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—¿Mm? —dijo Childe mirando hacia la ventana.

—¿Sucede algo? —dijo la chica con una guía de viaje de Teyvat en sus manos.

El joven miraba por la ventana con aire preocupado.

—No... no es nada es solo...

Pero apenas llegó a terminar la frase. Agarro su cabeza y su pecho.

Hacia un buen rato que sentía una aflicción en el pecho, pero no entendía muy bien por qué. Pensó que era por el veneno que se hacía notar, pero justo en esos momentos, sintió como un terrible mareo y un fuerte dolor de cabeza.

Su visión se hacía algo borrosa.

Lumine le vio al borde de desfallecer y se acero junto a Paimon, ambas preocupadas por Childe.

—¿Childe? ¿¡Qué sucede!? —grito Paimon alarmada.

—¡Paimon, rápido, avisa a Melye! ¡Childe ha empeorado!

La elfo se fue volando por la puerta gritando el nombre de la sanadora.

Ayudo al joven a tumbarse. Este parecía estar algo acalorado y al tratar de ver su temperatura en la frente, la joven retiro su mano rápidamente al notar que Childe ardía en fiebre.

—Zhongli... Zhongli... — llamaba él joven entre gemido.

Parecía que le costaba respirar.

—Childe, no te preocupes —decía ella —. Zhongli regresará pronto.

—No... Lumine —la llama —. Si... si muero... por favor... tenéis que sacarlo de allí. Por favor... por fa...

En ese momento, Childe perdió la consciencia cayendo inconsciente sobre la cama.

—¡Childe! ¡Childe! —dijo la joven tratando de despertarle.

Pero, pese a que Lumine zarandeaba los hombros de Childe con fuerza, este no parecía despertar en lo absoluto.

Melye entro en la habitación corriendo.

—¡Childe no responde! —dijo la rubia al ver a la sanadora.

La joven se acercó corriendo y rápidamente busco las constantes del joven. Puso so oído en el pecho de este para comprobar si respiraba aún.

—Todavía respira. Su pulso este débil —informaba.

—Oh por los siete... —decía Paimon — ¡Childe, despierta, no puedes morirte!

—Está bien, tranquilas —dijo Melye —. Salir un momento, voy a examinarle, ¿sí?

Las dos salieron de allí y Melye revisó de nuevo la marca. Cuando la vio se quedó horrorizada. Ayer no estaba tan extendida y su crecimiento había sido más lento, pero hoy se había extendido rápidamente.

—Este patrón...

Casi recordaba a... una flor.

Cubrió de nuevo al joven y salió del cuarto bastante preocupada. Ya sabía de sobras que la flor que Zhongli tenía que traer era en si venenosa, pero... ¿Quién consiguió el veneno de esa misma flor? Si disponía de la flor, era posible también crear un antídoto a esta.

—¿Cómo se encuentra? —preguntaron las dos que esperaban en el pasillo.

—Su fiebre ha subido bastante. Está al límite de lo mortal... Creo que el veneno se está extendiendo aún más rápido que antes.

—¡Oh, no, no, no! Paimon no quiere que Childe muera...

—Todavía está vivo, pero... no estoy segura de cuánto va a aguantar.

La Flor de los Cinco días - 𝓩𝓱𝓸𝓷𝓰𝓒𝓱𝓲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora