Sus amigos no lo invitaban a salir como antes, y mucho menos lo iban a visitar tan seguido.
Siempre estaba en su habitación, solo, con la compañía de las inmóviles paredes y los objeto que se encontraban en ese solitario cuarto.
Ya no estaba tan mal como antes, él había mejorado mucho, pero nadie lo notaba, sus padres seguían tratandolo como al principio, como si fuera un inútil, y eso le fastidiaba, odiaba que lo hagan sentir como un inservible.
¿Por qué no podían tratarlo como una persona normal? Él lo era, ¿no?
Bufó y se acostó en su cama.
Quizás era el peso de la soledad en su espalda o ese sentimiento de inutilidad que tenía, o quizás ambas, ni siquiera él lo sabía, pero ya se estaba cansando, se sentía agotado y muy triste.
Antes tenía una mascota y eso lo ayudaba a sentirse menos solo, pero después del accidente, su madre no lo dejo tener otra mascota.
Se sentía perdido, se buscaba en cada parte de su habitación y de su casa pero no se contraba, se había convertido en algo invisible e inservible, algo que todos sabían que existía pero nadie le daba atención.
Eso le hacía sentir mal, le dolía el trato diferente que empezo a recibir y esa exclusión que le daban, él seguía siendo el mismo Minho, siempre fue él, no lograba entender porque ahora todos lo trataban como si fuera otro Minho que necesitaba un cuidado distinto o más intenso.
Las gotas de la lluvia comenzaron a golpear contra el techo, y Minho con estusiasmo se dirigió a la ventana.
Ama la lluvia.
Su madre no lo deja salir a jugar debajo del agua porque según ella podría enfermarse, pero a él le encantaría poder saltar en los charcos, sentir las gotas caer en su rostro, le gustaría sentirse libre, salir y actuar como si fuera normal, aunque el mundo se encargué de hacerle creer que no lo era.
Aunque esa libertad sea momentánea.
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Está historia va a tener mucho
diálogos, y los caps van a ser cortos, pero actualizaré seguido, lo prometo.
