El Plan

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La aborrezco. La detesto. La... la todo. Es un muto asqueroso, por mí que se vaya a los juegos del hambre. No sé cómo esa chica tiene amigos. Probablemente estén con ella solo por la plata. Sí, debe de ser eso. En fin, no me la banco. Y es por eso que puse una bomba en su casa -sí, leyeron bien-. Aunque eso fue hace meses, todavía no la activé, pero hoy ella me dio un motivo para hacerlo. Y no solo para explotar su casa provocando que pierda todas sus pertenencias. No. Quiero que sufra. Así que preparé un mejor plan:

Paso 1: ir a su casa, decirle a su madre que soy compañera de ella en el colegio y que le quiero hacer una entrevista para el colegio, para después hacer un trabajo práctico con su hija.

Paso 2: hacer buena conversación y "ganarme su confianza" para que cuando la madre se vaya a buscar a su hijo, me deje quedarme a esperar a su hija en la casa.

Paso 3: cuando se vaya, hacer los arreglos para que cuando ella entre la puerta se cierre, instalar la cámara y el proyector, y poner la tela.

Paso 4: esperar a las seis y media para que ella llegue de su entrenamiento de hokey, lograr que la puerta se cierre para darle un buen susto.

Paso 5: salir de la casa por la puerta de atrás y correr lo más rápido que pueda.

Paso 6: cuando termine el video hacer volar la casa con ella adentro.

Paso 7: huir de la provincia y, si es posible, del país.

Estoy loca, tengo que admitirlo. ¿Realmente se merece todo eso? No lo sé, supongo que no, pero ya es tarde para volver atrás. Así que: empecemos.

-Buenos días, señora. Soy una compañera del colegio de su hija, vamos juntas desde el jardín, ¿me recuerda? Vine a hacerle una entrevista a usted para una tarea del colegio.

-Ah, sí, sí. ¿Una entrevista de qué?

-De como logró continuar sola con la empresa familiar cuando murió su esposo. Lamento mucho no haberle avisado antes, fue algo de último minuto. Si me permite pasar solo van a ser unos minutos.

-Sí, adelante, adelante.

-Cuando terminemos la entrevista tengo que esperar a su hija para que terminemos juntas el trabajo de investigación, espero que no le moleste.

-No, no pasa nada... Esta chica que no me avisó nada...

Me invitó a pasar al living y me ofreció galletitas que yo acepté muy cortésmente. Luego de unos diez minutos comenzamos la entrevista.

Pasó gran parte de la tarde: hice preguntas, ella me dio respuestas, nos reímos y "me gané su confianza". Se hicieron las seis de la tarde y cuando tuvo que ir a buscar a su hijo me dejó quedarme. Mi plan se ponía en marcha.

Preparé todas las cosas y me senté en una silla de la cocina a esperar. Las 18:30, nada. Las 18:45, y nada. Me estaba empezando a preocupar de que ella nunca viniera.

A las 18:48 se escucharon las llaves en la puerta. Ella no venía sola, estaba con su novio. Bueno, mal por él. La puerta se trabó y yo salí de la casa cuando se empezó a escuchar mi voz en el video. Tenía dos minutos para correr lo más lejos que pudiera. Si mis cálculos salían bien, los explosivos solo iba a alcanzar para detonar la casa, ni siquiera iba a llegar al garage, pero no quería correr riesgo.

La alarma de mi reloj digital comenzó a sonar. Empecé a mirar el video que aparecía en la pequeña pantalla. Él y ella intentaban salir por las ventanas y la puerta trasera, pero yo me había encargado de sellarlas muy bien. Ella lloraba y todo su maquillaje se corría. A los treinta segundo se escuchó la explosión.

Volví sobre mis pasos, solo por curiosidad.

Lo que quedaba de la casa ardía en llamas. Había un auto lujoso que, supongo, tenía la intención de entrar al garage, el impacto de la explosión había estallado los vidrios. Era el auto de la mamá de ella. Tal vez, mi cuenta de muertes había pasado de cero a cuatro en un día.

Me encogí de hombros y salí corriendo hacia mi casa. Agarré los bolsos que había armado esa misma mañana y fui a la parada de colectivos. Había cobrado venganza y ahora yo era una fugitiva.

Relatos de Invierno y un Poema de Sueños RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora