El tiempo pasa, las amistades siguen

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Ja, hace mucho que no veía esta foto. Éramos dos pulgas. Paren, ¿me está abranzando? ¿la fría del grupo no era tan fría cuando éramos chicas? No puedo creerlo. Salimos muy matadas. Las dos usábamos dos trencitas, solo que las mías estaban destrozadas. ¡Ya tenía frizz, qué desastre! ¿Yo tenía un anillo? No puede ser, ¿o sí? No me acuerdo de tener un anillo en la primaria. Después le voy a preguntar a mamá, tal vez ella se acuerde. Mmm, el uniforme del colegio... no hay cosa que sea tan odiosa y práctica a la vez. Literalmente me hacía parecer una bolsa de papas verde, ¡qué horror! Es el SUM del colegio, hace tanto que no voy a ese lugar. A esa edad pensaba llevar a mis hijos ahí, tal vez lo haga... no sé. Atrás nuestro hay un montón de compañeritos, pero todos están de espaldas y no logro indentificar a ninguno.

Ya pasaron ¿cuánto? ¿veinte años de ese foto? y esas dos pulgas siguen siendo amigas. Tuvimos tantas altas y bajas. Éramos -y somos- opuestas, pero siempre nos complementamos muy bien. A ella le gusta el deporte, a mí la literatura. Ella es médica, yo escritora. Ella es fitness, yo soy lectora. (Soy demasiado adicta a las letras, ¿eso no será una especie de complejo?) Ella es más extrovertida, divertida, alocada... yo soy todo lo contrario.

No puedo creer que ya pasó tanto tiempo. Todavía me acuerdo de las clases de inglés particular con la teacher: los mates, las risas, nuestro escaso conocimiento de inglés, las charlas eternas... También cuando teníamos que ir de gemelas a un "evento" y fuimos vestidas iguales con temática de Croacia. Por ese momento éramos fanáticas de Rackitic y Modric, yo era Rackitic y ella Modric. Nos vimos todos los partidos del mundial de ese año y los que vinieron después, así nació el: ¡yelgua gol gol gol, yelgua gol! -no puedo creer que nunca buscamos traducción, ni siquiera sé si tiene una-. Lo que nos reímos ese día... ay, que tiempos aquellos.

¡Las pijamadas! ¡No, no y no! No puedo creer que dos nenas de once años puedan ser tan depresivas. ¡Pensábamos que nuestras vidas eran unos dramas tremendos! ¡Qué cabezas huecas, si nos viéramos ahora! ¡Y buscábamos departamentos para vivir juntas en la universidad! Nosotras lo teníamos todo planeado y la mejor parte es que al final si vivimos juntas mientras estudiamos. Nos peleamos un par de veces, pero siempre nos volvíamos a amigar.

Pensar que en esa foto teníamos seis y siete años, y ahora tenemos veinte más. Yo me casé a los veinticinco y ella fue mi dama de honor principal junto al resto de nuestras amigas. Fue poco menos de un año después que el suyo, todavía me cuesta creer que ella se haya casado, siempre dijo que no iba a hacerlo, pero así son los giros de la vida. Como si fuera poco, ya tengo un sobrino en camino, todavía no se sabe el sexo del bebé y yo ya estoy cien porciento segura de que va a ser un varón. Le voy a mostrar esta foto cuando tenga nuestra edad?

¿Qué hace un papel de alfajor acá? ¿Por qué lo guardé en una caja de recuerdos? Alfajor Jorgito blanco, que rico. Hasta puedo sentir el sabor en la boca. Qué raro, ¿nunca cambió el empaque? ¿Veinte años con el mismo papelito metálico azul y blanco? Qué raro... ¡AH! ¡Jajajaja! ¡Qué tonta! ¡Acabo de comerme este alfajor, jajaja! Se me debe de haber caído el papel en la caja. Bueno, es que su sabor es histórico.


Relatos de Invierno y un Poema de Sueños RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora