CAPITULO 7

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Seokjin perdió la cuenta de las veces que se lo follaba el pirata, él se negó a calificar lo que hacían como hacer el amor, aunque se abrazaran después la mayoría de veces. Todavía se mentía a sí mismo diciéndose que lo odiaba, pero su cuerpo sabía la verdad, aunque todavía no estaba preparado para admitirlo para sí mismo. Y menos a él. Trataron de evitarse el uno al otro, Nam pilotaba la nave mientras él miraba vídeos alienígenas. Pero como el yin y el yang, Ben y Jerry, no podían estar separados y buscaron mil excusas para verse. Sus pocas conversaciones, eran más como combates en los que siempre terminaban desnudos y jadeando.

En realidad, lo provocaba a propósito, pero en su defensa, tenía que decir que el parecía estar haciendo lo mismo. Por alguna razón, no podía mantener las manos alejadas del, aunque fingiera estar enfadado. Tampoco podían simplemente tener relaciones sexuales, tenía que ser a través de un baile complicado que implicaba gritar y forcejear y esa era la parte que más le excitaba. Al menos esta vez, no tengo que pasar por todo esto de la traición, pensó.

Nam no ocultaba el hecho de que iba a venderlo tan pronto como encontrara un mercado donde sacara un alto precio por él. Y, sin embargo, lo curioso era que cada vez que Nam hablaba de su plan de subastarlo como esclavo sexual, él se quedaba en silencio y enfadado. Entonces Nam le acariciaba hasta que gritaba de éxtasis, ni que decir tiene, que sacaba el tema cada vez que podía. En medio de los combates sexuales y de batallas verbales, intercambiaron un poco de información personal. Él le contó todas sus relaciones fallidas, Nam se jactó de sus numerosas conquistas. Esas conversaciones, terminaban en un frenesí sexual. No sabía cuál de los dos era el más patético, él continuamente probando y fallando en el amor, y él por evitarlo como la peste.

Confiaba en él y podía ir a cualquier habitación deseara que, a menudo era el dormitorio, pero él también lo llevó hasta su puente de mando para darle a la silla un uso especial. Cayeron en una rutina cómoda, una que odiaba admitir que le gustaba. Lamentando el hecho de no tener ningún aceite para masajear su delicioso cuerpo, algo que le hizo darse cuenta de que tenía un problema.

Necesitaba una distracción, por que el hecho era que él estaba empezando a sentir cosas hacia su captor. Alguna especie de síndrome de Estocolmo que esperaba que tuviera un buen final, al menos para él. Así, que cuando el equipo de la nave anunció que se estaban acercaron a una estación de acoplamiento para efectuar las reparaciones, saltó de alegría.

- "Quiero ir contigo", - dijo mientras se vestía.

Nam ni siquiera se molestó en mirarlo mientras respondía, una lástima porque él enseñaba su cuerpo para distraerle porque sabía que era su punto débil.

– "No, es demasiado peligroso."

– "Oh, ¿me estás diciendo que te preocuparías si me ocurriera algo?" - le provoco intencionalmente, y cuando él le lanzó una mirada severa, él agito sus pestañas hacia él. Él gruñó.

- " me estas molestando otra vez. ¿Sabes que pasa cuando haces eso? ". Seokjin puso los ojos en blanco.

- "Bueno, lo mismo que sucedió, hace cinco minutos en la ducha cuando te dije que te afeitaras porque tu cara me irritaba mis partes intimas. Y, al igual que, hace unas horas en el sillón del centro de mando cuando me declaré amotinado".

Sus ojos brillaban con una mirada que había llegado a reconocer como de lujuria.

- "Muy bien. Puedes venir conmigo. Pero te advierto en este momento, si hay algún problema, te dejare allí a tu suerte".

Una sonrisa apareció en su rostro cuando cedió a su petición.

- "Está bien ¿crees que me podrías encontrar ropa más adecuada?"

ΤΥΧΑΙΟ ΠΑΡΑΔΟΣΗ (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora