Hogar II

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—Dijeron que no, así que no creo que sea la mejor opción.

—Estaba hablando sola. —Marcus abre la boca, entendiendo y va hacia la cocina para sacar un vino de la reserva de Yoongi.

Se le veía algo tenso.

—Yo si fuera tú, no haría eso. —Menciono al recordar como es que Yoongi logra ponerse cuando alguien bebe de su reserva personal.

—Soy amigo de Jungkook, no creo que se enoje. —Se encoje de hombros, restándole importancia y destapa el vino para poder servirlo. —Ayudará para que te relajes.

Me siento en el mueble, aún con la frazada que Jungkook me dio y me pongo a pensar en que realmente pasara con ellos...—¿Te sientes bien? —Marcus se acerca y se siente a mi lado, entregándome una copa, que bebo enseguida por la preocupación.

—Quiero saber si ellos están bien.

—Mira el lado bueno—Me mira y sonríe— Si sus padres los matan, Nos quedaremos con todo esto.

¿Realmente había dicho eso?—No tienes derecho a meterte en lo que no te importa—Digo para que le quede claro. —No sé a dónde tu comentario tan innecesario.

Da un suspiro antes de beber, mientras saborea gustosamente, disfrutándolo demasiado. No entendía a qué quería llegar, lo que acababa de decir fue incomodo y no toleraría tal comportamiento de su parte.

—¿A dónde vas? —Su voz me detiene y volteo para fulminarlo con la mirada.

—Jódete.—Le tiro la copa y esta se rompe en el piso, causando un fuerte estruendo.

Camino con pasos tranquilos hasta llegar a mi habitación, pensando seriamente en que haría con Marcus mas adelante, pero por el momento nada....Me hallaba cansada.

En cuanto abro la puerta, Un ligero mareo apareceré y para no caerme me agarro del marco de la puerta. Trato de calmarme, de regular mi respiración y camino hasta la cama, en donde me siento en el borde para poder descansar.

Escucho pasos en las escaleras y en cuanto volteo, la silueta de Marcus esta en la puerta, mirándome fijamente. Su mirada es diferente, la postura que toma también lo es.

La sonrisa que se despliega en sus labios al verme confundida es maliciosa, ladea la cabeza un poco y cuando quiero decirle que es lo que quiere, vuelvo a marearme, no permitiéndomelo. —Dije que el vino te relajaría.

No puedo contestar, mi cabeza duele y la agarro con mis dos manos para sobarla un poco. Veo como se acerca lentamente hasta llegar a colocarse frente a mi para tomar mi rostro y alzarlo, haciendo que nuestras miradas se conecten—La pasaremos bien...

—¡Suéltame! —Me echa bruscamente en la cama y se coloca encima de mí, colocando sus rodillas en mis lados. —¿Cómo es que Jungkook te dice? —Agarra mis muñecas con fuerza mientras intenta buscar mi boca con desespero. —Oh, si...Princesita.

El efecto de aquella droga empezaba a hacer efecto, empezaba a querer dormirme y a dejar de luchar pero no podía, así que reuní todas mis fuerzas para sacármelo de encima. Una cachetada recibo como respuesta cuando clavo mis uñas en su piel intentando defenderme, otra, cuando intento gritar para después taparme la boca. —Harás lo que digo ¿Entendiste?

Todo gira, veo en todas partes a Marcus y realmente estoy a nada de perder fuerza y rendirme. —Prometo hacerlo bien...

Mi respiración es agitada, el ambiente es frio, sus toques son totalmente asquerosos y miro a mi alrededor buscando algo, pero solo encuentro su rostro.

Comienza a desabrochar mi blusa torpemente, terminándola de romper ante su desespero. Mi cuerpo se siente débil y en ese momento no sé qué hacer.

El timbre de la entrada comienza a sonar muchas veces, interrumpiendo la acción de Marcus. Este al escucharlo se queja, enojado y saca de su bolsillo un rollo de cinta negra. Saca un buen pedazo y la coloca en mis labios para después ponerse de pie y mirarme. —No intentes hacer nada o te ira mal.

Sin mas que decir sale de la habitación y se que es el momento correcto para hacer algo. 

Los Mafiosos no pueden estar en prisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora