•°•Por Cada Estrella•°•

Litost [Shoto Todoroki]

~Narrador Oc Kasumi~

Guardé el micrófono en su estuche. Quería ahorrarle trabajo a los encargados de recoger los equipos pues sabía que estaban ajetreados por dejar el lugar limpio.

Me dirigí a camerinos y encontré al resto de la banda cada uno en su mundo: Jirou estaba acostada en el sofá apoyando su cabeza en las piernas de Denki; Kirishima jugaba en su celular acostado en la alfombra afelpada y bakugou, quien estaba llegando apenas, me pasó un brazo por los hombros para empujarme dentro.

Me recosté en un sillón individual y estiré mis piernas dejándolas en la mesita de centro, bakugo se recostó al lado de kiri en la alfombra y este inmediatamente apagó su celular para sentarse dándole la espalda al chico explosivo. Mierda, estaban peleados...

- Todo fue una puta mierda - comenté vagamente con una expresión neutra y ninguno lo negó. La había cagado y estaba consciente de eso.

Jirou suspiró pesadamente y todos nos sumergimos en un silencio incómodo. Comencé a sentirme nerviosa por saber que mierda pensaban mis amigos, después de todo éramos un grupo, y si uno la cagaba, todos pagaban las consecuencias.

No quería que los jodieran porque no supe disimular cuando se me olvidó la maldita letra de la canción y, bueno... me rendí antes de intentar volver al ritmo.

Hace años no experimentaba un ataque de pánico en el escenario y no fui capaz de actuar ante la presión. Pero estaba cansada y solo quería lanzarme a la cama y dormir una semana entera.

Lastimosamente, solo atiné a resignarme y dejar que Jirou me salvara entrando en solo antes de tiempo.

Pero el eco del abucheo sigue en mi odio como una molesta mosca, y mi cabeza me martiriza con el recuerdo para castigarme.

¿Dónde estaba ese sentimiento de satisfacción que surgía cuando alcanzaba una nota casi imposible?

Hace rato dejé de sentir esas pequeñas llamas que crecían en mi pecho cuando sacaba todo de mi. Ya no sentía nada, ya no era lo mismo y no encontraba ánimos para seguir. No podía pensar bien las cosas y me sentía totalmente abrumada.

Mierda, quiero dejar de existir.

Me levanté suspirando tranquilamente, disimulando lo más que podía mi frustración, pues aún cansada tenía que seguir por ellos.

Todos crecimos juntos y yo no podía ser una egoísta dejándolos de lado cuando sabía que estaban en la cúspide de sus sueños.

Aún si mi sueño estaba muerto, yo seguía teniendo un deber, y más allá de un obvio contrato, no pensaba dejarlos solos.

- Iré a buscar a Kayama - dije tomando el tomo de la puerta.

- ¿Me traes un panecillo? - escucho decir a Denki antes de cerrar la puerta.

A la mierda el panecillo.

Luego de unos minutos ya estaba en el parqueadero del estadio buscando dónde carajos habían dejado mi Jeep.

No sé cómo putas había logrado escabullirme de Kayama y sus insistentes guardias, pero necesitaba un tiempo alejada de todo ese mundo. Por favor, solo cinco minutos y ya podría regresar como nueva.