~Narrador omnisciente~
Oc
Él no podía. Simplemente no podía y la frustración arremataba contra su pecho. Estaba sujeto y sus extremidades no respondían a sus gritos desesperados mientras sus ojos observaban con dolor aquella escena.
Ella. Ella solo trataba de mantenerse consciente y firme por él. Pero cada golpe en su cuerpo la acercaba más al fin de su aflicción. Ya no sentía nada, su mente estaba enfocada en una sola persona que retumbaba un llanto lastimero.
Su vista desenfocó los preciosos ojos heterocromáticos que ella contemplaba entre el dolor, y en un segundo, con un golpe que no fue el último, la oscuridad la envolvió como una manta cálida en un torrentoso día de lluvia, a pesar de irse destrozada.
Destrozada por dejarlo atrás. Por dejarlo a él, solo y con su corazón en la mano.
Porque solo le pertenecía a él, ella se lo dio sin titubear un segundo. Y él, lo aceptó entregándole a cambio el suyo con un pequeño susurro que prometía el para siempre.
El susurro se convirtió en un grito desgarrado que se apagaba lentamente rompiendo la promesa que todas las mañanas sus ojos profesaban al abrirse para admirar el profundo brillo del amor, y los llenaba entre las sábanas cálidas que envolvían sus cuerpos unidos en uno solo, transmitiendo un sentimiento que, siendo ya usual, era único.
Algo de ellos, que él supo no volvería cuando la última lagrima resbaló, mezclándose con la sangre del semblante nostálgico que aún lo contemplaban con el más puro amor que ella siempre le profesó.
La mente de Shoto se nubló tratando de borrar la realidad. Ella se fue, frente a sus ojos, y él no pudo hacer nada.
Ambos lucharon, mano a mano y espalda contra espalda. Confiando en el otro y cuidándose mutuamente.
Pero fue demasiado, los habían superado en número y aprovecharon sus fuerzas para agotarlos hasta el límite de su poder.
Casi más de dos horas luchando en ese edificio viejo que se derrumbaba. Terminaron enterrados en los profundos parqueaderos del sótano esperando refuerzos que seguían buscando paso entre los escombros, tratando de llegar a sus amigos.
Shoto no podía usar el fuego, o terminarían ahogándose en ese oculto espacio donde escaseaba el oxígeno, y el poder de un mutante fue suficiente para agotarlo mientras lo atrapaban entre varios.
Ella sintió la ira crecer cuando vio cómo lo acorralaban, y tratando de alcanzarlo siguió peleando mientras él buscaba liberarse.
Ya estaba en el límite de su poder, no le quedaba casi nada de energía y la sangre fluía por su nariz y oídos indicándole su notorio agotamiento. Sin energía su poder iba debilitándose a la par y sus defensas eran casi nulas.
Pero no iba a permitir que le quitaran la persona que inocentemente trajo consigo y le devolvió una parte de ella que había perdido hace mucho.
Ese pedacito que indica el motivo por el que se debe luchar y mantenerse en pie. Y ella siguió de pie, por él. Porque él era la razón de ella para seguir adelante, para levantarse todas las mañanas en calma por haber ganado la batalla contra las voces de su cabeza y contra los destellos de las memorias que recorrían los laberintos de su mente, atormentándola.
Porque era él quien callaba esas voces y resolvía el laberinto, limpiando el desastre del huracán que la perseguía sin descanso desde que tenía memoria.
Un enorme mutante atacó a Shoto destrozando su brazo derecho y golpeando toscamente su cabeza contra el muro.
Ella reaccionó de inmediato al escuchar su grito de dolor y alejó al mutante para desviar los ataques hacia sí misma.
Otros mutantes tomaron a Shoto un poco mareado por el golpe y él observó como ella enterraba sus espadas ya sin filo en el dorso del otro dándole su última batalla.
Pero era inútil, el mutante era enorme y la tumbó acorralándola contra el suelo para desencadenar sus puños sin remordimiento contra el cansado cuerpo.
Ella reaccionó a tiempo, logró crear con sus últimas fuerzas un escudo de defensa protegiéndose de los primeros golpes.
Pero sin energía este era realmente débil, y un recio puño más grande que una cabeza humana atravesó la defensa comenzando una nueva ráfaga de vigorosos golpes directos con un único objetivo.
Unos minutos más de tortura y los brazos que lucharon hasta el último segundo se rindieron como si de una muñeca tratase.
Shoto sintió cómo abruptamente se desvanecía aquel brillo que llenaba todas sus mañanas. Cuando despertaban juntos y le sonreía mientras pasaba sus suaves dedos por la cicatriz que lo atormentó alguna vez, pero que ella amaba con locura.
Y él sentía paz. Una paz que acababan de arrebatarle sin piedad.
Ya no importaba nada, la ira y el dolor hicieron que reaccionara sin pensar.
Sintió su garganta desgarrarse con sus propios gritos en cólera viendo el fuego crecer a su alrededor liberándolo para hacer a los mutantes caer rendidos ante el poder de su lado antes negado.
Se abalanzó contra el enorme mutante y lo alejó de ella, protegiéndola de las flamas, aunque ya fuera inútil.
Casi no respiraba, pero eso no le importó. No le importaba lo más mínimo estar a punto de perder la consciencia por la falta de oxígeno y por el dolor que cubría su brazo derecho sujetando al mutante.
Él solo quería acabar con el asqueroso ser que trataba de alejarse de las llamas exasperado. Él solo quería verlo arder hasta las cenizas y luego abrazar a quien fue el amor de su vida.
El fuego seguía creciendo alrededor de él y del mutante llegando a su temperatura más alta. Estaban forcejeando y el mutante chillaba agonizando de dolor.
Se escucharon ruidos sordos al otro lado de un muro y una explosión hizo volar escombros permitiendo que la luz natural llenara el lugar ya iluminado con las vivas llamaradas que consumían el cuerpo del mutante.
Los refuerzos habían llegado. Pero ya era tarde. Los cuerpos de los mutantes ya eran cenizas, el fuego se estaba apagando y Shoto respiró sacando un poco de fuerza para acercarse a aquel cuerpo.
Se tumbo suavemente a su lado y la abrazo como todas las mañanas, apoyando su cabeza en el pecho deseando con desesperación escuchar el fuerte latido que ya había memorizado. Pero no percibió nada.
Perdiendo su consciencia lentamente, mientras se aferraba a su amada, solo divisó el borroso rostro de Yaoyorozu y de Kirishima encima de él gritando con angustia a sus compañeros algo que no lograba escuchar.
Se sumergió en la oscuridad, deseando no volver a despertar. No sin ella.
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"Cause all of the stars are fading away... Get up"
Oasis
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•°•Por Cada Estrella•°•
RandomOne ~ shots _______________________________ ~ Son historias con personajes de mi anime favorito Boku no hero. ~ Todos los personajes pertenecen a Kōhei Horikoshi. ~ La trama de cada historia es totalmente mía. ~ Habrán Oc's. ~ Habrán algunos ships...