Capitulo Doce: Falling in love

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Llevamos las cosas hacia afuera. Ella no estaba tan ebria como para parecer fuera de sí y a mi realmente no me afectaba el alcohol, por lo que sabía lo que hacía, estaba besando a una persona que empezó siendo una desconocida, en la parte trasera de mi auto afuera de ese bar irlandés.

Cada beso suyo me quemaba el interior y me hacía rogar por más, pronto los roces se convirtieron en manera de buscar el contacto entre piel con piel, y en verdad sentía que todo esto se estaba saliendo de control. No puedo culparme, su respiración agitada golpeando mi hombro eran factores importantes para aumentar mis besos lentos y húmedos por su alargado cuello de cisne. Su piel era tan cálida y me tentaba a más. Pronto el sentimiento de pertenencia se apoderó de mi, quería desgarrar su ropa con ese vaivén de sus caderas contra mi pelvis, ansiaba y necesitaba fundirme entre el aroma de su piel. En verdad parecía no tener un acto claro de consciencia, pero no era del todo mi culpa.

En Kryptón, el acto es más placentero que por obligada reproducción, para eso existían las cámaras del génesis, y a lo que voy es; lo volvía aún más salvaje, más necesario y fuera de control. En estas cosas los kriptonianos somos sumamente posesivos y carentes de sentido, sólo pasión desbordante como la que me sucedía al estar con ella.

He dicho que nunca me he enamorado, sí, es correcto, o al menos eso lo era hasta que la conocí a ella, ahora con seguridad sabía que la necesitaba en todos los aspectos, no sólo por necesidades biológicas, el sentimiento sólo hacía más fuerte mi actitud dominante.

-Por favor no pares-murmuró ella contra mi frente. Esa respiración agitada y el tono ronco de su voz era lo que podría encontrar como el significado de la sensualidad.

Estando atrapada bajo su quijada y admirando su cuello, mi mirada viajó más allá entre la línea inicial de sus pechos oprimiendo mi clavícula. Se sentían tan firmes, me invitaban a tocarlos, apretarlos y lamerlos. Respiré profundo con ese pensamiento, cerré mis ojos por un instante y apreté mis manos, ambas de cada lado, apoyadas sobre el asiento trasero. Tanta fue la fuerza de la desesperación y la excitación que el desgarrar del forro no se hizo esperar.

-Alguien está nerviosa-bromeó Lena, viendo por encima de mi el desastre que le había causado a mi propio auto.-¿Suena demasiado loco si te pido que me hagas lo mismo que a tu sillón?

Y con eso paré. No es que no se me hiciera excitante, por fin un poco de cordura entraba en mi para ser consciente del daño que le hice a algo tan insignificante sólo porque mis emociones se desbordaron, el hacerlo con ella sería un riesgo para su persona y no querría lastimarla.

-¿Pasa algo?-volvió a hablar, esta vez preocupada llevó su mano derecha a mi barbilla y me obligó a verla. Con esa hermosa vista frente a mi no sé si tendría la fuerza suficiente para resistirlo. 

Su cabello se pegaba con los rastros de ligero sudor sobre su frente, sus pómulos rosados la hacían ver como la muñeca más bella, y esos labios que fueron besado por mi, rojos y húmedos. A ella se le facilita dejarme sin palabras.

-Si crees que fue demasiado yo lo entiendo-su voz se escuchó apacible y sincera pero sus ojos cristalizándose por mi culpa era algo que no evadiré.  

Ella intentó bajarse de mi regazo pero me aproximé para rodearla de la cintura. Volvió a verme, esperando alguna explicación.

-Eres hermosa-susurré, aturdida por su belleza. Ella sonrió, avergonzada, ruborizada y envuelta en su cabello húmedo pegado sobre su cuello y rostro.-No quiero que te alejes, sólo no quiero porque, algo me pasa contigo, algo que no logro controlar y me supera.

Sus manos viajaron hasta mi rostro, me tomó por ambas mejillas y se inclinó sobre mi dando un beso más lento. Sé lo que me pasaba con ella, había caído ante todo lo que ella representa y me enamoré, aún sigo sintiendo que esa sensación crece más y más con el tiempo que paso cerca de ella. Y si de récords se tratase, creo que rompería el récord de la persona que se enamoró más rápido de un desconocido.

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