Capitulo Cuarenta y Siete: ¿Qué pasó?

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No había pensado las cosas, no tuve que hacerlo realmente, ver su rostro de preocupación fue suficiente motivo para mi, y es que yo la seguiría a donde ella me dijera con los ojos cerrados y sin preguntar nada. Así como yo sé que ella daría todo de sí por mi, yo lo haría por ella, es por eso que regresamos a la ciudad tan pronto pudimos empacar lo que traíamos con nosotras. Alex y Kelly se ofrecieron en volver con nosotras pero me negué rotundamente, no quería echar a perder el fin de semana libre de mi hermana y mi cuñada, conmigo bastaría para eso, aun con las insistencias de Barbara en ser ella quien nos acompañe como último recurso.

Esa noche nos despedimos, por fortuna mis padres entendieron que la acompañara, lucían igual de preocupados que yo, algo que ella apreció con un sincero abrazo que se atrevió a dar por impulso a mi madre cuando esta le dijo que todo saldría bien.

Son las 4:00am. Lena, en cuanto puso sus pies en la tierra, hizo de todo por llegar al hospital, por supuesto que la acompañé, no podía dejarla sola ni un momento, me preocupaba su mirada perdida, sus manos temblorosas y ojos cristalinos, era lo suficientemente necia como para dejar que la vieran llorar, entonces supe que su parte Luthor era la que salía en esos casos, su imagen no le permitía quebrarse o sentirse débil, a lo que quise compensar con tomarla de la mano y recordarle que yo siempre estaría a su lado. Ella no me miró, sólo correspondió a mis dedos entrelazados y suspiró.

Andrea Rojas no sólo fue su prometida, tampoco fue sólo su primer amor, fue más que eso, ahora lo veía con claridad sin molestarme. Aquella mujer fue su amiga cuando no tenía a nadie más, fue su apoyo y esa luz que se filtraba en la oscuridad que permanecía en la familia Luthor. 

Llegando a recepción no bastaron de muchas palabras para hacerle ver a la enfermera que Lena necesitaba saber dónde se encontraba la señorita Rojas, sólo bastó con decir su nombre para obtener el piso y número de habitación, fue entonces que ella se lanzó hasta el elevador conmigo siguiéndola de cerca. No creía necesario el hablar, no quería tocar algún tema sensible o complicar las cosas para ella y el mar de emociones que de seguro estaba sintiendo. 

Ya en el corredor indicado nos encontramos con la mujer que reconocí como Samantha Arias. Ella estaba recargada entre la pared y el suelo con la mirada clavada en el piso, no hacía falta explicar la inestable pulsación de su corazón para entender por lo que estaba pasando.

-¡Sam!-llamó Lena. El eco del corredor era casi escalofriante, rodeado de tanto blanco y el olor de los medicamentos, siempre me han causado una mala sensación los hospitales.

Su amiga volteó y como pudo se levantó para correr hasta ella y ambas consolarse en un abrazo. Por supuesto que me mantuve a la distancia prudente de la situación, no sabía qué más podía hacer o si debía hacer algo, para empezar.

-¿Qué ha pasado?-cuestionó Lena una vez se atrevieron a separarse. Sam limpió las lágrimas que salían sin cesar de sus ojos.

-Andrea y yo habíamos quedado para almorzar, yo fui por ella hasta Obsidian North pero cuando estaba por subir al ascensor escuché una fuerte explosión pisos arriba y todos salieron corriendo, hubo gritos y pánico y no sabía qué hacer. Para cuando pude reaccionar subí por las escaleras de emergencia en busca de Andrea-comenzaba a sollozar de nuevo, pude sentir todo su conflicto debajo de sus ojos, debió ser algo tan difícil.-Su oficina estaba echa escombros y yo no pude verla por ningún lado entre todo ese humo, creí que era algún terremoto cuando sentí que el edificio se movía de un lado a otro pero no. Lo que recuerdo es que en un parpadeo un pedazo del techo cayó sobre mi, escuché el grito de Andrea y...nada más.

-Espera, ¿el techo se cayó sobre ti?-interrumpí con asombro

-Kara-me reprendió Lena.-Lo importante es que tu estás bien, Sam.

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