Prólogo

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No me lo puedo creer. No me puedo creer que a pesar de todas las discotecas y pubs que hay en la ciudad hayamos tenido que terminar en esta. Bill se ha salido con la suya, una vez más.

Tenemos un vuelo que coger a las 7am rumbo a Canadá para empezar con nuestra gira de Scream América. Serán nuestros primeros conciertos en el otro continente y los cuatro estábamos demasiado alterados y emocionados como para poder acostarnos y ser capaces de dormir, por lo que hemos decidido salir durante nuestra última noche aquí. Vamos a tener más de ocho horas para poder dormir en el avión.

Se suponía que iríamos a algún lugar elegido por todos, con votaciones justas y en el que todos pudiésemos estar a gusto, pero al final Bill ha empezado a protestar y a quejarse por todo, justo lo que él mejor sabe hacer, así que hemos terminado aquí, en la discoteca más pija y de moda de toda la ciudad. Ni siquiera es un lugar selectivo, cualquiera puede acceder siempre que vaya un poco arreglado, por eso siempre hay tanta cola para entrar y cuesta tanto conseguir una entrada. La música que ponen suele ser siempre las últimas canciones de moda, todo muy comercial... y en caso de que pongan alguna de años atrás siempre es algún tipo de remix. En realidad este lugar se parece más a un Pub que ha una discoteca, tanto por el ambiente y la decoración como por su música, solo que sus dimensiones son exageradamente más grandes. Supongo que por eso ha tenido tanto éxito... Se que a pesar de mi humor y comentarios hacia este lugar sueno como si ya hubiese estado antes. Si, por supuesto que ya he estado aquí. Los cuatro hemos estado... Bueno, los cinco si le contamos a David Jost. Nos invitaron a todos a la fiesta de inauguración y a partir de ese momento este se convirtió en "el lugar favorito de Tokio Hotel para salir de fiesta". Supongo que ese tipo de publicidad también ayudo a su éxito. Y supongo que por eso es también por lo que no me gusta venir este lugar. Seguro que ya hay alguna fan preparada con su cámara de fotos por si nosotros aparecemos por allí, cosa que muy a mi pesar ya estamos haciendo.

Pasamos con la furgoneta por delante de la puerta principal y veo que la cola para entrar dobla la esquina del edificio. Hay demasiada gente esperando y apostaría a que ni siquiera la mitad serán capaces de entrar. Nosotros iremos por la parte de atrás, por la salida de emergencia para que nadie nos moleste, y a ser posible para que se enteren lo más tarde posible de que estamos allí, aunque con Bill entre nosotros va a costar mucho disimularlo. Tan solo hemos visto el edificio y ya se ha puesto a bailar moviendo los brazos de forma rara. Genial Bill, gracias por tu discreción.

Me fijo en la cola, hay dos chicas al principio de esta y están entregando sus entradas para poder pasar. Una de ellas es morena de pelo largo y lleva un... ¿qué es eso? en serio eso es un pantalón? oh dios mío, adoro las modas de hoy en día! Lo que no entiendo es cómo papi le ha dejado salir así de casa... Juraría que si se inclina hacia delante podría ver parte de su culo. ¿Está mal que piense que seguramente sea una chica fácil? Porque seguro que lo es... Cuando consiguen pasar la barrera de seguridad las dos se dan un abrazo llenas de emoción y corren hacia el interior. Me alegro de ver que al menos alguien está ansioso por entrar en aquel lugar.

Noto que alguien me golpea el hombro, haciéndome salir de mis pensamientos. Es Georg. No me sorprende, Bill nunca se atrevería a golpearme así, y mucho menos sabiendo que estoy molesto con él por obligarme a venir a este antro. Sabe que le patearía el culo, aunque luego me entrara el remordimiento por lo débil que es.

-Tom, será mejor que te vayas preparando ya, estamos a punto de bajar.

Miro hacia atrás fijándome en el sitio en el que va sentado Bill, que se ríe a carcajadas con Gustav por algún comentario que ha hecho. Su risa a pesar de ser la de siempre en este momento me resulta desquiciante. Bill nota mi mirada, se ha puesto tenso de repente y se ha cruzado de brazos mientras que carraspea la garganta. Eso es Bill, así me gusta. Si yo no me lo paso bien, tú tampoco.

El furgón en el que vamos se para de golpe frente a la salida de emergencias del edificio. Jost ha avisado por teléfono a alguien de aquel lugar y en seguida vemos como se abren las puertas a nuestra par, dejando escapar el sonido de aquella discoteca en la que pasaremos la noche antes de dirigirnos al aeropuerto. El conductor se baja rápidamente para rodear el furgón y abrirnos la puerta mientras que nosotros nos ponemos las capuchas de nuestras chaquetas antes de salir. No debería de ser necesario, se supone que nadie más que el equipo de seguridad y el jefe de la discoteca sabe que estamos aquí y no se ve a nadie a nuestro alrededor, pero nunca se sabe. Georg ha empezado a hacer ruidos raros mientras que Gustav lo sacude por los hombros. Están ansiosos por entrar y poder empezar a beber, les encanta la fiesta, aunque son los más discretos de nosotros cuatro. Bill ya está dando palmas con cara de emoción y yo me doy por vencido. Tengo que asumir que esta noche me toca a mí el papel de aguafiestas y estar amargado.

Soy el último en bajar y Jost se pone a mi par. Noto cómo rodea mis hombros con su brazo y me aprieta contra él mientras que nos dirigimos a las escaleras para entrar.

-¿Qué tal lo llevas?

Lo miro con el ceño fruncido. Él intenta parecer serio, pero se que en el fondo le alegra verme tan estresado.

-Mataría a Bill.

-Tú siempre matarías a Bill, pero no serías capaz de sobrevivir un día sin él.

Cojo aire por la boca y lo expulso de vuelta con fuerza, sacudiendo la cabeza a ambos lados.

-Estás haciendo que lo odie todavía más.

David Jost se empieza a reír a carcajadas. Sí, realmente está disfrutando.

-Anda Tom, es tu última noche en casa antes de empezar la gira, seguro que encuentras a alguna chica que te ayude a pasarla de forma más amena.

-Y eso es lo que más me gusta de que seas nuestro manager...

Me empuja de la cabeza hacia delante, haciendo que esté a punto de perder el equilibrio. Yo lo empujo suavemente de los hombros y los dos empezamos a reír. Supongo que tiene razón, seguro que encuentro alguna forma de entretenerme hasta que nos vengan a buscar de vuelta.

-Ves, Tom? ni siquiera has entrado aún y ya estás que echas cohetes de alegría...

-Anda, cállate y vamos para dentro con los demás. Dejemos que empiece la fiesta...

Lo digo con sarcasmo, intentando sonar divertido y ansioso, lo que provoca más risas entre nosotros dos. Creo que me espera una noche muy larga...

***...PRÓXIMAMENTE...***

Dejemos que empiece la fiesta (Dejemos 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora