3. El cuerpo estudiantil a los pies de Eunseo

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—¿Cómo puede ser tan perfecta? —dice una chica al ver aparecer a Eunseo en el salón de gimnasia.

Ya era el cuarto día de clases, y era día de gimnasia. Normalmente el gimnasio o el patio de la escuela se usa de manera compartida con alguna otra clase para aprovechar el tiempo y el espacio, en este ciclo escolar, los grupos que tenían gimnasia a la misma hora eran los del tercer grado o quinto semestre: el salón 3-A y el 3-B.

Era una suerte que todas las chicas se conocían y se llevaban muy bien, los dos grupos tenían buenas interacciones, y muchas admiraban a Eunseo. Por cierto, fue todo un barullo cuando muchas chicas la vieron entrar con aquella elegante y erguida postura, característica de ella, envuelta en su uniforme deportivo.

La maestra de gimnasia les pidió que hicieran equipos para jugar basketball, el deporte a jugar el día de hoy. Eunseo no le importaba en qué equipo quedaría, ella sólo lo haría. Equipo A contra el B, y en éste último ya se encontraba jugando Eunseo; aunque, la mayoría del trabajo lo terminaba por hacer ella. En el equipo contrario se encontraba la presidenta estudiantil Seola. Siendo otra cosa que ya no compartían era el mismo salón de clases. La presidenta también era bastante buena jugando. Realmente las chicas se estaban volviendo locas al ver jugar a los dos cuerpos más pulares como adversarias. Unas apoyaban a Seola, pero la mayoría aclamaba por Eunseo. 

Cuando una de las chicas del equipo «A» se torció el tobillo, la profesora decidió hacer el cambio por otra chica de la banca antes de retirarse para llevar a la alumna a la enfermería. Bona había sido la primera candidata en la vista de la entrenadora, así que fue quién no tuvo de otra mas que entrar a jugar. Eunseo no pudo evitar mirarla caminar hasta la cancha, se le veía muy tímida e insegura. Algo le decía que esa chica no sabía jugar. 

Y cuánta razón tuvo cuando, durante un pase, el balón impactó en el rostro de Bona. Su mejilla estaba roja colorcereza. Por desgracia, como era la chica nueva y casi no le conocían bien, nadie decidió acercarsele ni si quiera la presidenta, la figura con más autoridad del gimnasio despues de la maestra. Eunseo no tuvo de otra más que acercarse rápidamente. 

—¿Estás bien? —le preguntó, al tiempo que se arrodillaba frente a la chica para mirar mejor el golpe en su mejilla. Comenzaba a verse más roja. Eunseo elevó su mano para llevarla a la zona afectada de Bona, apartarsu fleco y mirarle a detalle—. Te llevaré a la enfermería. 

—Voy a estar bien —dice Bona, tratando de levantarse, pero se notaba mareada. 

—Anda, sube a mi espalda —Eunseo puso a disposición su espalda para que Bona subiera en ella. Los susurros a su alrededor se abrieron paso. Bona, aunque dudosa, aceptó la oferta de Eunseo. La más alta le hizo una señal a Saola antes de salir del gimnasio. 

—No tenías que hacer esto por mí —dice Bona, aún sobre Eunseo, quien caminaba por el pasillo hacia la enfermería.

—No tenía, pero quise hacerlo —contesta estando a un par de metros de la enfermería—. No iba a permitir que esas chicas se burlaran de ti —le revela, ayudándole a sentarse en una de las sillas de las sala de espera. Bona miraba los cuidados que Eunseo estaba teniendo con ella al preguntarle si no le dolía algo más o si no se sentía aún mas mareada—. Espero que no tarde mucho la doctora. 

Eunseo miraba una y otra vez la puerta de la oficina de la doctora con impasiencia. No le gustaba la idea de que Bona pudiera desmayarse o algo si la dejaba sola. El alivio llegó a su sistema, cuando vio salir a la otra chica con el pié vendado dentro de su zapato. La entrenadora no estaba, por lo que tuvo que ayudar a Bona a entrar hasta el interior de la pequeña sala médica. 

—¿Qué paso ahora? —pregunta la mujer de blanco llamada Nancy— Esa clase deportiva se ve peligrosa para las chicas —bromea, haciendo reir sólo a Bona. 

Mi Amor Imposible (Eunbo) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora