𝑆𝑜𝑙𝑜 𝐶𝑜𝑛𝑡𝑖𝑔𝑜 [𝖬𝗂𝗒𝖺 𝖷 𝖫𝖾𝖼𝗍𝗈𝗋𝖺]

I

~Un nuevo comienzo~

Hace más o menos dos meses desde que tus padres fallecieron y ahora estabas en un avión, que iba desde París hasta Tokyo.

te encontrabas mirando por la ventana, a pesar de que era de día, Japón y Francia se llevan siete horas, así que tenías algo de sueño

—Japón... ¿habrá gente amable? ¿tendré amigos?—  también pensaste en la posibilidad de que no te adaptes a la escuela, después de todo es una vida completamente diferente

...

—no vuelvo a volar— te sentías muy mareada y con ganas de vomitar — pero venías a Japón cuando eras chiquita, además ¿no viajas a Italia?—

—bueno, digamos que no me llevo bien con esas personas—

—¿enserio? pero son familia— la situacion con tu familia paterna era algo extraña, pero ya hablaremos de eso en otro momento —si, es algo complicado, pero al menos ya llegamos—

—a Tokyo— cabe recalcar que eras de esas personas que creía que Japón era Tokyo y ya —por eso—

—pero tus primos y yo vivimos en Okinawa— te dijo mientras bajaba las maletas —¿es una ciudad de Tokyo?—

—no, es una isla cercana a Tokyo—

—¿mas viaje?— tu cara se volvio la típica de una persona envejeciendo —sip— mientras que la de Masae relucía como si fuera la primera vez que viajaba

...

Ahora te encontrabas en el asiento trasero del coche de tu tía, mientras venías mirando el paisaje y al mismo tiempo escuchabas música, mientras que tu tia conducía —dime por favor que ahora si vamos a tu casa—

—bueno...—el terror te volvió a invadir, había estado viajando por casi 24 horas y necesitabas descansar —iremos a comprar cosas para la comida— y sí, había más viaje—pero después de ésto llegaremos a casa y puedes quedarte en el coche está vez —

—¡Gracias!—

—-no vuelvo a dormir en un auto— mientras tu te sobabas el cuello adolorida tu tia evitaba risas —bueno al menos ya llegamos—

—¿no te lo dije?— Tus pies dolían, claramente no estabas acostumbrada a caminar mucho y hoy habías caminado demasiado —ay no—

—esta es solo la casa e tu abuela— ya habías dormido pero un terror invadía tu cara, lo unico que querias era dormir.

Tú tia no comprimió sus risas —tu abuela vive con nosotros, no te preocupes— y sí, el sueño te invadía