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Kasumi, asustada, cogió su teléfono y marcó el primer número que apareció en su lista de contactos: JJ.

Respondió al segundo tono.

—¿Kasumi?

—¡JJ! —Kasumi casi no podía hablar, debido a sus sollozos.

—¿Kasumi, eres tú? ¿Estás bien? ¿Ha ocurrido algo?

—T-Tetsuo me ha encerrado en su casa. No sé como salir.

—Kasumi, no te muevas. ¿Tetsuo está contigo?

—Creo que está inconsistente.

—Estoy yendo hacía allí, no te preocupes.

—Date prisa por favor. —susurró, atemorizada.

—Kasumi, vete a hacia la cocina y coge algún utensilio con el que poder defenderte por si se despierta e intenta hacerte algo. ¿Me has oído?

—Sí.

—No salgas de la casa, ya estoy yendo.

—Hay una llave de respuesto en el felpudo, JJ.

—Genial.

—¿JJ?

—¿Sí?

—Gracias —. Kasumi sonrió, con la cara empapada de lágrimas.

—No tienes nada que agradecer, Kasumi. Me importas.

—Tú también me importas a mí, aunque no lo demuestre. Y sé que quizá no sea el mejor momento para decirlo, pero: estoy enamorada de ti, JJ. Siempre lo he estado y no me he dado cuenta hasta ahora, ¿cómo he podido estar tan ciega?

—Kasumi, ya estoy aquí —dijo JJ cambiando de tema, lo que confundió a Kasumi.

CONTINUARÁ...

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