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Era el primer día de clase de Kasumi, y estaba bastante nerviosa, debido a que temía encontrarse con su peor enemigo: Pitbull.

A Pitbull lo conoce desde que era muy pequeña, pero nunca se había percatado de su existencia hasta hace unos meses, cuando empezó a atormentarla en el instituto.

Sus peleas eran bastante crueles, normalmente Pitbull le solía recordar cómo su novio de aquel momento —JJ—, la había abandonado para mudarse con otra chica.

A Kasumi lo que él decia no la importaba; su existencia en sí no la importaba. O eso es lo que a ella le gustaba creer.

Lo que de verdad la molestaba, era que una persona con la que apenas había compartido tres frases a lo largo de su vida, se creyera con el poder de opinar acerca de lo que pasase o dejase de pasar en su vida. Odiaba a las personas como él.

A Pitbull, en cambio, le encantaba molestar a Kasumi por ser otaku. Le parecía algo gracioso, y lo que empezó siendo una burla hacía una chica que le caía mal, acabó con un tipo de obsesión hacia ella.

Puede que Kasumi haya recordado su existencia hace tan solo unos meses, pero Pitbull lleva observándola a lo lejos desde hace años.

Cuando era niño, Pitbull estaba perdidamente enamorado de la onichan de Kasumi —en esos momentos no se había convertido en Levi Ackerman—.

Un día, decidió que iba a declararse por fin al amor de su infancia, pero alguien llegó primero: Leonardo.

Si hay alguien a quién Pitbull odie más que a Kasumi, es a Leonardo Pérez. Un chico de su misma edad, quién lleva enamorado de Kasumi desde tiempos incontables, aunque eso no es una sorpresa para nadie.

Toda la vida se ha pasado escribiéndole cartas a Kasumi por San Valentín, y Kasumi rompía todas ellas y las tiraba a la basura.

Leonardo nunca le interesó, pero a pesar de hacer eso notorio, él nunca se rindió: y hasta la fecha, sigue con la tradición de mandarle cartas a San Valentín.

Lo que él no sabe, es que ya hace unos años que Kasumi se mudó, asi que a saber a quién le estarán llegando todas esas cartas en las que confiensa su amor una y otra vez.

Kasumi va por los pasillos distraída leyendo su manga onichan: Animalians. Cuándo de repente nota que alguien se lo quita de las manos y se pone a leerlo.

Pitbull. La peor pesadilla de la chica anime hecha realidad.

—Vamos todos a ver lo que está leyendo nuestra querida Kasumi —grita a nadie en particular, pero todos se acercan.

No hay ni una sola persona que se quede sin ver la historia por la cual Kasumi ha estado fascinada estos últimos meses.

Cuando ve que todos se rien de ella va corriendo a llorar al baño. No llora porque se estén riendo de ella, si no porque sabe perfectamente que Pitbull nunca le devolverá su manga favorito.

De repente oye que alguien llama a la puerta del baño.

—¿Quién es? —dice Kasumi, limpiándose las lagrimas.

—Soy yo, Pitbull. Ábreme.

—Vete a la mierda, Pitbull. Espero que te mueras como Mikasa en Attack On Titan capítulo 289, minuto 17:56.

—Qué.

Silencio.

—Ábreme, en serio, vengo a darte algo.

Kasumi, sin pensarlo dos veces, abre la puerta. Necesita su Animalians de vuelta. Ya.

Pitbull sonríe cuando ve a la chica.

—Vengo a pedirte perdón, y a darte esto de vuelta. —se acerca a Kasumi.

—Dame mi Animalians y para de hacer el payaso.

—Sólo si me perdonas.

Kasumi no podía aguantar por seguir el capítulo en el que los animalians se convierten en personajes de Boku No Hero.

—Vale, te perdono, pero dámelo ya. —dice impaciente.

—Está bien...

Pitbull hace un ademán de dárselo, pero justo cuando el manga está apunto de rozar las manos de Kasumi, lo tira por el retrete y tira de la cadena.

El grito de Kasumi se escucha por todo el instituto.

CONTINUARÁ...

Stalker SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora