Katsuki nunca admitirá esto, pero Ochako fue quien dio el primer paso. Ambos tenían veinte años y trabajaban en diferentes agencias con distritos superpuestos. Él le había salvado el culo una vez durante la patrulla, y ella se aseguró de devolverlo varias veces. Entonces ella había sido Uraraka para él, más que una compañera de clase, menos que una amiga. Pero eso era otra cosa que se había asegurado de cambiar.
-E-Ahí está este lugar con ramen picante-, le había balbuceado un día, cuando estaban solos en una azotea en medio de cruzarse. -Podríamos irnos-.
En ese momento, Katsuki le había atribuido su tartamudeo a ella simplemente por ser rara, no tenía idea de que ella realmente se estaba acercando a él. Lo descubrió alrededor de la fecha tres.
Antes de Ochako, Katsuki había besado aproximadamente a otras dos chicas y se había follado a una de ellas. Las citas y el sexo eran el tipo de campos minados que no le interesaba probar, y eso decía algo. Le encantan los campos minados.
Pero el romance era extraño y, a la edad de veinte años, también era una de las últimas cosas en su mente. Pero fue entonces cuando Kirishima le informó que cuando se trataba de amor, no se detenía a preguntar por la conveniencia.
Y Katsuki sabía que eso era lo que pasaba con Ochako. Malditamente rápido. Era aterrador y extraño, y casi lo jodió por completo una vez antes de aclarar su mierda. Una vez, él le informó que si esperaba un anillo dentro de la próxima década, estaba loca. Ella le había dicho que él no era el único ocupado. Él había sonreído ante eso. A él le había gustado eso.
Katsuki cumplió su promesa y, cuando cumplió los treinta, le propuso matrimonio. Su madre finalmente pudo dejar de gritarle por teléfono sobre eso, pero esa no era la razón por la que lo había hecho.
Recuerda un día en que él y Ochako se conocieron en un café después del trabajo. No fue nada especial, pero los momentos rápidos compartidos entre turnos fueron atesorados.
Para cuando llegó, Ochako ya tenía su pedido esperándolo, y cuando se dejó caer en la cabina frente a ella, ella se acercó y le limpió un poco de sangre de la cara. Le hizo como si no fuera nada.
Y de repente Katsuki no pudo pensar en una buena razón por la que no estaba casado con ella en ese momento. Así lo hizo.
El fin.
