Otro rollo

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Durante las próximas semanas, Katsuki se sumerge en el trabajo.

En su mayor parte, lo hace sin querer. Trabajar, patrullar y pelear se ha convertido para él en un mecanismo subconsciente de afrontamiento. Vuelve a casa sudoroso, apestoso y más que fatigado. La mayoría de los días apenas tiene energía para ducharse y meterse en la cama, lo que significa que gran parte de la hora de dormir de Kawa ha recaído en Ochako.

No está evitando a su hija. No lo es . Pero todavía me duele mucho recordar su expresión confundida y molesta ese día en el festival. O esa mirada de terror en su rostro cuando casi la enterró viva en ese castillo de arena. No quiere volver a ver una mirada así de ella.

Sin embargo, se asegura de hacer otras cosas. Compra materiales de arte para su misterioso proyecto de mostrar y contar. Calienta su pijama con su peculiaridad y luego la coloca en su cama. Consige su champú favorito que huele a canela. Katsuki todavía puede estar ahí para su hija, sin hacer de su vida un infierno.

Y está funcionando, piensa. No ha habido otra historia explosiva en un tiempo. Quizás finalmente pueda mantener la paz para su familia. Él puede protegerlos. Defiéndelos. Él puede hacer esto. Casi siente que puede enfrentarse al mundo entero de nuevo.

Es decir, hasta que Ochako lo sienta en su cama una noche.

Katsuki se da cuenta de inmediato de que está de un humor extraño y sabe que ha sucedido algo importante. Al principio, él piensa que ella ha logrado un gran avance en el caso que le asignaron, pero luego ella toma su rostro entre sus manos y lo besa con tanta pasión que se olvida de quitarse el dedo meñique.

En segundos están flotando, y la risa de Ochako es casi contagiosa cuando finalmente desactiva su peculiaridad y aterrizan en un enredo en su cama. Ella lo besa de nuevo, más lento esta vez, y Katsuki casi se olvida de regañarla por escupirlo. Eventualmente, él le arranca la verdad, pero si hubiera sabido lo que ella iba a decir, tal vez lo hubiera pensado dos veces.

-Lo hicimos, Katsuki,- susurra, su voz baja en un silencioso asombro, felicidad irradiando por cada poro. -Vamos a tener otro bebé.

Hay un zumbido en los oídos de Katsuki y, por un momento, su mente se queda en blanco. Por un momento, no puede escuchar los gritos emocionados de Ochako, sus comentarios sobre cómo espera que esta niña herede su peculiaridad esta vez. No puede sentir su cuerpo junto al suyo, las caricias temblorosas y amorosas en su rostro.

No puede oír ni sentir nada de eso, porque está muy feliz, pero también está jodidamente asustado. Katsuki se sienta tan abruptamente que Ochako jadea, pero tampoco escucha eso. Apoya los codos en las rodillas y esconde el rostro entre las manos. Y luego él es el que está temblando. -Pero yo no soy ...- alguien comienza a decir, alguien que es pequeño y débil, y no el héroe número dos, -no soy un buen padre.

Siente un ardor en la garganta y detrás de los ojos, pero es su temblor lo que se apodera de su cuerpo. El pánico puro sin adulterar. Porque va a estropear esto de alguna manera. Va a haber una nueva regla de crianza que él no conoce, o que extraña, porque no es bueno en eso. Pensó que lo era, pero no lo es.

No quiere hacer miserable la vida de otro niño.

-Katsuki. Tú eres tan tonto.

Katsuki se sienta derecho, el comentario lo devuelve a la realidad. Apenas se volvió para mirar a su esposa correctamente cuando Ochako se acerca y lo golpea en la nariz. Deja caer la boca con indignación, con los ojos bizcos mientras mira el dedo ofensivo.

-¿Qué estás diciendo? ¿No eres un buen padre para Kawa? ¿Que Kawa no te ama?- ella exige, dándole un puñetazo en la nariz de nuevo.

Katsuki aleja su mano. -No hables de tonterías que no conoces. No viste su cara mejillas. ¡La están volviendo contra mí! ¡Y ni siquiera puedo culparla por eso! 

Ochako se pone de pie entonces, con los puños cerrados, pisa fuerte y suelta un enfurecido -¡Ooo!

Es jodidamente adorable, para ser honesto, pero Katsuki solo sabe que ella hace esto cuando él dice algo que realmente la cabrea.

-Ni siquiera lo sabes, ¿verdad?- Ella le señala con el dedo de nuevo. -Dios, Kat, ¿cómo eres la persona más y menos observadora al mismo tiempo?

Katsuki abre la boca para replicar algo, pero como un psicópata, Ochako se lleva ocho dedos a la cara y frunce las mejillas.

-Eso es todo. La semana que viene, irás al mostrar y contar de Kawa

Katsuki se inclina hacia atrás, con la boca abierta. -¿Estás intervenido? ¡Los padres no están invitados a eso! ¿Que se supone que haga? ¡¿Entrar por la maldita ventana ?!

-Irrumpiste en el piso de Deku el otro día. No veo la diferencia-. Ochako toma sus manos esta vez y, a pesar de su confusión, Katsuki no se aparta. -Eres tonto por siquiera necesitar pruebas, Katsuki, pero si eso es lo que quieres, entonces confía en mí. Necesitas irte.- Ella coloca su mano sobre su estómago. -Va a estar bien.

Quiere creer eso. Más que nada. Y Katsuki confía en ella. Joder, confiaría en ella con cualquier cosa.

Entonces se prepara. 

El padre del año //kacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora