Los titulares más recientes sobre la familia Bakugou son variados. Muchos elogian el apasionado discurso de Ochako en nombre de su familia, mientras que otros lo hacen girar una vez más para retratar a Katsuki como un villano. Los mismos extras de antes todavía están de vuelta con sus horribles comentarios, y aunque está muy por debajo de él, Katsuki los lee todos.
No lo entiende. Sabe que no es saludable dejarse atrapar, pero es como una adicción. Necesito saber lo que estos pequeños extraños están diciendo sobre él, sobre Ochako, sobre Kawa. Se supone que debe proteger a su familia. Pero en este punto se siente como si fuera peor que un peso muerto.
-Para que quede claro-, dice Ochako esa noche, cuando se desvistieron para irse a la cama, -lo único que me molesta hoy es que no reconociste que ese no era mi trasero.
Un resoplido se le escapa a Katsuki, y así, el peso sobre sus hombros se aligera de nuevo, aunque solo sea por un momento.
-Te quiero.- La frase sale de él vergonzosamente rápido, pero Ochako está allí con un abrazo antes de que pueda enrojecer.
-No te enojes, pero creo que deberías hablar con alguien-, continúa cuando se aparta y luego hace una pausa. -Dos personas, en realidad.-
Y, por mucho que lo detesta, Katsuki promete que lo hará. Se está quedando sin opciones. Cuando él y Ochako hacen el amor esa noche, es silencioso y lento, y él la une a su cuerpo, colgándose de ella como un salvavidas.
