Enfermedad

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Katsuki está a la mitad de su jornada laboral, cuando recibe una llamada de la escuela de Kawa. Tiene fiebre y necesita que la lleven a casa.

Ochako intenta ofrecerse como voluntario para tomar el día, pero Katsuki no lo acepta. Sabe que acaba de ser asignada a un esfuerzo de rescate de alto riesgo en el otro lado de la ciudad. La gente necesita un héroe de socorro en casos de desastre.

Es extraño, piensa Katsuki, mientras conduce de camino a la escuela de Kawa. Hace media década ni siquiera podía imaginarse que lo apartaran de una patrulla. Pero la paternidad ha cambiado su perspectiva de muchas maneras.

A veces se pregunta si ya habría derrotado a Deku si no hubiera tenido a Kawa, pero incluso esos pensamientos son hipotéticos. Tan pronto como nació, no pudo imaginar su vida sin ella. Incluso si eso significa que llegar al número uno llevará más tiempo del que le gustaría.

Vale la pena esperar por Kawa.

Sin embargo, Katsuki sospecha a medias que está fingiendo estar enferma cuando él la recoge, porque es más vivaz en el coche. Casi como si acabara de salirse con la suya con una especie de complot tortuoso. Pero, como es un buen padre o lo que sea, la lleva al médico solo para estar seguro. Bajo y he aquí que se ejecutan realmente un poco de fiebre, por lo que las unidades de Katsuki a la tienda más cercana para recoger la medicina de algunos niños.

-Maldita sea. ¿Por qué tienen que hacer estos lugares tan jodidamente grandes en estos días?- murmura para sí mismo, mientras sostiene a Kawa en un brazo y una canasta en el otro.

-Le digo a mamá que lo juraste-, se burla Kawa, y Katsuki la mira. Se da cuenta de cómo le ha empezado a mojar la nariz, por lo que sacrifica su manga.

-Eres asquerosa-, le dice, solo para que ella lo golpee con su puño de bebé en la parte posterior de la cabeza, aterradoramente similar a la forma en que lo hace su madre. ¡¿Qué le ha estado enseñando esa vieja bruja ?! Antes de que pueda exigirle a Kawa que revele sus secretos, sus ojos carmesí se deslizan a la sección de ropa para mujeres. Ella comienza a retorcerse como si estuviera poseída, exigiendo que la vuelvan a poner en el suelo. Katsuki lo hace, aunque no ve cuál es el punto.

-¡Oi! No vas a encajar en esos todavía-, le dice a Kawa mientras ella se esconde entre diferentes percheros de ropa.

-¡Papito! ¡Intenta encontrarme!

-Arghhhhh. ¡Si quemas alguna de esas prendas con tu peculiaridad, será mejor que pagues por ellas! 

Kawa se ríe, la mucosidad gotea libremente de su nariz mientras deambula por la ropa de las mujeres. Se detiene en la sección de ropa interior, mirando los sujetadores.

-Mamá tiene estos-, le dice a Katsuki, como si él no lo supiera. -Son para los senos.

-¿Si lo es?- Él no ve su punto.

Kawa estira la mano y agarra un sostén del perchero y luego corre hacia su padre, entregándoselo. -¡Aquí, papá! Para tus senos.

La boca de Katsuki se abre con indignación. ¡OH! Esa pequeña

-¡No son tetas!- grita, atrayendo algunas miradas de los transeúntes mientras Kawa corre por el pasillo, riendo locamente. -¡Oi! ¡Kawa! ¡Deja de correr! 

Kawa intenta mirarlo por encima del hombro, pero pierde el equilibrio a la mitad y prácticamente se cae de bruces. Con la alfombra de la tienda, de ninguna manera es una caída en picado, pero por la forma en que se pellizca la cara, Katsuki sabe que está a punto de tener otro ataque.

Se endereza. Espera un minuto. Puede probar esa brujería que hizo Ochako la otra noche. ¡Sí! Cuando Kawa comienza a llorar, Katsuki deja caer su canasta y se dobla por la cintura, juntando sus manos y aplaudiendo salvajemente. El sonido resuena en las paredes de la tienda como dos símbolos carnosos.

-¡BUEN TRABAJO, PEQUEÑA MOCOSA! ¡LO MATASTE, MOCHI FACE!- grita con entusiasmo, de pie junto a su hija y aplaudiendo mientras llora. -¡DEJA DE LLORAR! ¡TE CAÍAS COMO UN GODDAMN PRO!

Después de unos minuciosos segundos, Kawa se enjuga la cara y los comienzos de su rabieta se calman mientras asimila la reacción de su padre. Ella comienza a reír.

-¡Papá, eres tan ruidoso!

-¡¿HAH?!- Oh, sí, supone que lo es. Vuelve a levantar a su hija y sigue comprando.

-Papá-, dice Kawa, su rostro apuntando por encima de su hombro. -La gente está mirando.

-La gente siempre mira, Mochi Face-, responde Katsuki con indiferencia. -Tu viejo es uno de los mejores malditos héroes que existen.

¿Y cómo podría haber sabido que hoy era diferente? 

El padre del año //kacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora