Está decidido, soy una idiota.
Hace un mes decidí que me casaría con Bruno y las cosas solo han hecho que empeorar. Emilia, está como loca organizando una boda de princesa. La boda será en La basílica di San Giovanni in Laterano, con unas 300 personas, entre las cuales está la familia más cercana de los Gadini. Y la recepción será en un hotel llamado Hassler. Ahora estoy en una prueba para mi vestido de novia. Es hermoso, pero sigo sin estar feliz del todo, me miro al espejo. Tengo una barriguita muy mona, ya estoy de 12 semanas y tal vez si fuese delgada no se me notaria tanto, pero al no ser así, parezco de 5 meses. Te adoro mi pequeño gusanito.
- Julia, ¿Estás bien?- pregunta mi suegra, yo me seco las lágrimas y salgo.- Oh por el amor a los dioses, estás hermosa.- dice Emilia con lágrimas en los ojos.- ¿Te has emocionado verdad?- Ese es tu vestido, no aceptaré un no.
- Es caro.- digo intentando negarme.
- Es el día de tu boda, y mi hijo querrá que estés deslumbrante, mira esa barriguita.- me acaricia el vientre y me sonríe con ternura.- Te queremos mucho Lia, eres un rayo de luz para nuestro Bruno.
- Gracias.- digo con tristeza y salgo a la enorme sala, con espejos por todos lados.- Un pastelito no estaría mal.- digo haciendo un mohín.
- Claro, de que lo prefiere.- dice la dependienta.
- De limón.
- Eso es raro.- dice riendo. Yo rio con ella. Es una mujer de mediana edad un poco encorvada que no deja de hacer gracias. Me anima el día.
- Amo el limón, el chocolate no es lo mío.
- Pues a ver si encuentro algo, ahora mismo vuelvo.
Se va y yo me quedo delante del espejo, mi cabello está más rubio, las mechas se han mezclado y parezco rubia platino, tendría que ir a retocarme las raíces y utilizar un champú adecuado...
Emilia tose y yo me doy cuenta de que he estado sumida en mis pensamientos, acaricio mi vientre, una manía que he adquirido estas últimas semanas.
- Perdona, estaba un poco distraída.
- Claro, es normal, te decía que el color de los arreglos...
- Déjaselo a la organizadora, ella es buena en lo que hace, mejor disfrutemos de la tranquilidad de que otra persona lo haga.- digo sonriéndole amablemente. Me importa un comino de qué color son los arreglos o los manteles.
- Tienes razón.- dice suspirando.- Quiero que todo salga perfecto, solo tengo un hijo y esto es para toda la vida, siempre recordaremos el día de tu boda, quiero que...
- Lo sé.- la interrumpo nuevamente, me empiezo a cansar de tanto estrés, o tal vez son las hormonas.
- Vamos, cámbiate, iremos a comernos ese pastel y luego compraremos cosas para el bebé.
- Pero aún es pronto.- intento protestar.- Ni siquiera sabemos que es.
- Pero podemos comprar cosas neutras, verde, amarillo, blanco, morado.
- Creo que el morado es de niñas.- digo riendo mientras entro en el vestidor, quitarse esto va a ser un caos.
Salimos de la tienda llenas de ese pastel, pero cuando pasamos por una pizzería, no puedo evitar comprar una porción.
Cuando ya hemos comprado peluches, mantitas y un sonajero de peluche, llama al chófer y vamos a casa. Dulce tormento.
Llegamos y Bruno está en el despacho, últimamente no para con el papeleo, está aprendiendo con su padre todo lo que hay que hacer, y siempre está al teléfono, los precios suben y bajan y él está de los nervios, su padre le dice que siempre es así y que hay que tranquilizarse y asociarse con otras empresas por publicidad, sale gratis y no pierdes nada, pues la voz cantante siempre la lleva el presidente.
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Lo siento muchisimo pero de verdad el tiempo está en mi contra, en lo que pasa el día os subo otro capítulo que estoy terminando de escribir! Gracias a la nena del comentario anterior que me lo recordó! Espero que os guste.
¿Habrá boda? Que decís!
Care.
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Durará tanto como lo cuides y lo cuidarás tanto como lo quieras.
AléatoireÉl no era el hombre perfecto. Aunque lo parecía. Ella no era la chica perfecta, y a su lado, se notaba aún más. Tenía celulitis en las piernas, su cabello no se veía bien a menos que lo alisara. Ella amaba comer, y él hacerlo para ella. Encajaban de...