II

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" 𝑰 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒚𝒐𝒖 𝒘𝒆𝒓𝒆 𝒘𝒂𝒚
𝒕𝒐𝒐 𝒃𝒓𝒊𝒈𝒉𝒕 𝒇𝒐𝒓 𝒎𝒆 𝑰'𝒎 𝒉𝒐𝒑𝒆𝒍𝒆𝒔𝒔,
𝒃𝒓𝒐𝒌𝒆𝒏 𝒔𝒐 𝒚𝒐𝒖 𝒘𝒂𝒊𝒕 𝒇𝒐𝒓 𝒎𝒆 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒔𝒌𝒚.
𝑩𝒓𝒐𝒘𝒏𝒔 𝒎𝒚 𝒔𝒌𝒊𝒏 𝒋𝒖𝒔𝒕 𝒓𝒊𝒈𝒉𝒕.
𝒀𝒐𝒖'𝒓𝒆 𝒔𝒐 𝒈𝒐𝒍𝒅𝒆𝒏 "

II: Me haces tanta falta.

『💛』

Imposible.

Esto era demasiado confuso para pensarlo tan a la ligera, odia ese sentimiento nefasto en el que se encontraba nuevamente hundido.

Ya lo había superado, o tal vez eso pensó.

Se masajea la frente sumamente molesto consigo mismo, y no puede creer que otra vez le esté pasando.

Raúl, con sus recientes treinta años cumplidos ya había pasado por una relación preciosa. Había amado con locura al castaño de ojos azules brillantes, sonrisa perfecta y reluciente. Borja había sido todo lo que estaba bien en su vida.

Pero, dicen que el cáncer es una plaga, una mancha de humedad en el techo, que se disipa y quema más que el fuego. El cáncer es un monstruo que convierte en cenizas todo lo que toca. Que hace ver un techo oscuro, sin una sola pizca de esperanza. Un manto negro, tapando la hermosa luz natural en el cielo.

Y Luzu, ese ser lleno de bondad, había sido diagnosticado con esa enfermedad tan cruel, que se clavó en su piel y no lo soltó hasta que su alma dejó éste mundo injusto y tan despiadado.

Murió como un guerrero, sin ganas de serlo.

Dos años habían pasado desde la muerte de su gran amor. Dos años dónde sufrió y se atormentó con cada pensamiento, cada insignificante recuerdo.

Le extrañaba con locura porque nunca había sentido algo como lo que sintió por él en ese momento.

Y ahora está ahí, frente a la lápida, con el tallado de su nombre, su fecha de nacimiento y la de su muerte. Se arrodilla derrotado, exhala un largo suspiro deprimente y llora en silencio.

—Buenas, calvo.

Y deposita lentamente, sobre la tierra seca, el ramo de rosas rojas y tulipanes dorados. Venía cada mes desde que dejó de lado su orgullo latente. ¿O su apego a la soledad?.

No sabía que sentir exactamente. Tener que enfrentarte ante la tumba solitaria perteneciente a ese hombre que le había mostrado las mismísimos estrellas, era jodido. 

Y recuerda su rostro y su voz relajados, las caricias en su cabeza, besos en todas partes, palabras bonitas acompañadas de suspiros dulces.

Por eso no le gustaba venir.

El amor que sentía y aún siente por él sigue tan latente como la primera vez que se besaron.

—Te extraño, mi niño.

Desde que se marchó no ha podido siquiera mencionarlo porque un nudo en su garganta le impedía hablar sobre aquel ángel que logró arrebatarle todo. Había derrochado esos dos años en penas, bares y mucho licor.

𝗚ᴏʟᴅᴇɴ || LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora