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Universo B, Marbella. 2 de Agosto 2021. 11:08 am


Viktor y Sara se encontraron a sí mismos en un auto de encubierto, sus rostros tapados por máscaras y el sudor de sus frentes empapando la tela. Mientras esperaban que apareciera Marcos, el detenido de la última vez, una canción demasiado vieja sonaba por la radio. Sara suspiró mientras veía a su jefe golpear el volante al ritmo de la melodía.

—Esta es la parte más aburrida de este trabajo—habló la pelirroja mirando los dedos de Viktor; esta vez sus ojos buscaron el rostro del ruso— ¿Y qué coño es esa canción?

—Siempre la ponen a esta hora.

—Pero eso es como de los años 50.

—Del 38, para ser exactos.

—Joder—Miranda rodó los ojos—Mínimo te podrías haber puesto algo más animado hombre.

Viktor ignoró la molestia de la pelirroja, sus ojos fijos en la calle esperando que el hombre apareciera, y sus labios moviéndose levemente bajo la máscara; cantaba la canción en silencio a la vez que sus dedos continuaban marcando el ritmo encima del volante.

—Where'd ya get those eyes? —susurró de manera inaudible mientras apagaba la radio; Marcos finalmente había aparecido frente a ellos y se disponía a subir a un auto— Ese es nuestro hombre.

Ambos bajaron del auto con las armas listas y se acercaron hasta el hombre quien tenía una pierna dentro del vehículo. Mientras el ruso le apuntaba y le ordenaba que le mostrara sus manos, Miranda le disparó a la llanta del coche para evitar cualquier intento de huida.

—Caballero, queda usted detenido.

—¿Qué? —preguntó Marcos a la vez que Miranda lo tomaba por los brazos y lo ponía contra el auto— ¿Qué cojones es esto? ¿bajo qué cargo? ¿son siquiera policías?

—CNI caballero, usted se encuentra vinculado a una organización traficante de drogas—el ruso continuaba apuntándole a la cabeza; la pelirroja le cacheaba rápidamente y se dispuso a colocarle las esposas.

—Te vienes con nosotros.

Sin terminar de entender la situación, Marcos entró en la parte trasera del auto, el ruso arrancó y aceleró rumbo a las oficinas del CNI. Una vez en el edifico, entraron por la puerta trasera la cual era el acceso más cercano a las salas de interrogatorio y celdas. Mientras Miranda se encargaba de esposar al detenido a la barra de seguridad de la mesa de interrogatorios, el ruso revisaba su bandeja de entrada. Esperaba expectante la llegada del correo electrónico que confirmara o desmintiera la presencia de Horacio en la prisión; sin embargo, aún no recibía noticia alguna.

—Todo listo—informó miranda, el ruso asintió y se adentró en la sala de interrogatorios.

Las salas en el CNI eran diferentes a las de comisaria; ligeramente más grandes, de paredes, techo y luces completamente blancas. Las mesas y sillas eran metálicas y brillantes; Marcos giró su cabeza hacia el espejo de dos caras, sonrió de medio lado y lanzó un beso al aire esperando que la pelirroja estuviera del otro lado mirándole.

La puerta se abrió y cerró casi de inmediato. El chico se giró en su dirección encontrándose con el ruso quien seguía utilizando la máscara. Tomó asiento frente a Marcos, recostó su espalda a la silla y colocó sus manos entrelazadas encima de la mesa. El pelirrojo lo miró en silencio, esperando a que el agente le hiciera la primera pregunta. Pero conforme pasaban los segundos en completo silencio, Marcos comenzaba a removerse sobre la silla.

Away (Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora