La curiosidad sobre la "manera correcta"

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Me da curiosidad también la gente que habla de esa "manera correcta", como si de verdad existiera tal cosa o si aplicada a la realidad fuera útil, cosa que de verdad dudo.

Supongo que la manera correcta sería que los dos estén interesados mutuamente, pero eso rara vez pasa y en ciertos casos por timidez o falta de un empujoncito nunca se llega a dar. La otra forma es más compleja y difícil de explicar también, o tal vez no. Me explicaría de forma subjetiva, dado que hay infinidad de casos y yo sólo hablo de mi experiencia personal, la cual no ha dado con esa manera correcta todavía.

Hablo, si bien no es obvio ya, de cuál es la manera correcta de iniciar algo, lo que sea, más allá de una amistad, porque es tedioso que en la mayoría de los casos por una parte se interesen demasiado y trabajen y se esfuercen para después recibir un no o, peor todavía, un sigamos como estamos (y se dejan de hablar). Es odioso también porque la mayoría de éstas personas que se esfuerzan tanto en la gran parte de los casos son incapaces de comprender que tal vez no le interesan a esa persona. Se tarda en comprender y cuesta llegar a asimilarlo, porque si después de varios intentos el resultado siempre ha sido el mismo, te acabas viendo como algo mínimo, sin valor más que para la amistad, que no es que esté mal, pero te sabe a poco y al final te acabas despreciando. Pasas por épocas en las que no es que pienses que no has tenido un acierto, sino que todos han sido fracasos y que tú eres el motivo. Momentos en los que la impotencia es tal que romper a llorar es tu mejor e incluso única opción y, si parase ahí, sería incluso reversible. Pero no lo hace.

Al menos en mi caso se ha desarrollado un mínimo interés, ya no sólo por mí, sino por el resto. Una indiferencia y casi desprecio se unen para hacer que dejes de llegar a entender el porqué. Ya no te interesa comprenderlo.

Lo peor de todo es que tarde o temprano la gente que te rodea lo acaba notando, esa indiferencia, esos "me da igual" y no es que se preocupen, que algunos lo hacen, pero como no te importa si te ayudan o no, se acaban rindiendo. Acabas con menos gente a tu alrededor y la que queda no te tiene tan en cuenta como antes.

A veces piensas en el pasado y llegas a recordar aquellos esfuerzos en vano que hiciste, por tanto, para tan poco, y lo entiendes, entiendes que existía la posibilidad de que no le gustases. Pero ya puede ser tarde. No. Nunca lo es. Tonta es la mentalidad humana que no nos permite rendirnos, somos tercos como mulas. Tratamos de recuperar ese interés por las cosas, sin saltar directamente a las personas.

Te empiezan a llamar la atención nimiedades en las que antes ni te hubieses fijado, como aprender algún juego de cartas con las manos, peinarte mejor, aprender cosas nuevas, etc. Puede que sean pocas y no muy útiles, pero les dedicas tiempo, ese tiempo que antes usabas para revolverte entre las sábanas hasta acabar llorando, ahora tiene una utilidad. El aprendizaje de tus nuevos y maravillosos intereses.

Son los pequeños detalles los que hacen grande a alguien y eso lo desconocías, es nuevo para tí. Te alegras cada vez que te ves capaz de algo más, te sientes bien y recuperas más ganas. La mejor parte es cuando enseñas tus avances a la gente que se quedó a tu lado y a estos les gusta y lo aprecian. Ahora también te vez capaz de sacar sonrisas, que te hacen sonreír a tí también.

Después te vuelves a interesar por las personas, pero no tanto como hacías antes, ahora tratas de aplicar conversaciones, en vez de tratar de ver los detalles de la otra persona desde la lejanía. Esos detalles que te podían llegar a atraer ahora ya no corren prisa por ser descubiertos, es más  interesante que ambos vayáis mostrando poco a poco y, si algo surge, bien, pero en caso de que no, pues no hay que forzar nada, ni siquiera decir lo que sientes, porque ya es suficiente con el lazo que habéis estrechado y estáis en el mejor momento, intercambiando detalles, detalles que incluso se pueden llegar a compartir o que son compatibles. Es una sensación muy agradable.

Tal vez no exista esa manera correcta, pero sí hay formas de saber que por mucho que creas que vales poco, puedes mejorarte, volver a interesarte, aprender, sin volver a temer un fracaso, simplemente se acaba desarrollando la paciencia, una de las mejores aptitudes.

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