✰CUATRO ESTRELLAS✰

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El rincón

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¿Disculpa? ¿Que te hace creer que me iré contigo?.—El frunció el ceño.

—Que ya son las 4:00 —Guié mi vista hacia el reloj que estaba a una esquina y le di una mirada de pocos amigos.

—Son las 3:55 tarado, vaya que eres muy idiota y ahora ciego.—Dije con obvia ironía.

—Solo 5 minutos para las 4:00 no hay diferencia ¡Vamos!—me tomó la mano que al instante de un manotazo soltó.

—Ni lo pienses, tengo que trabajar, así que si estás tan afanado pues ve y siéntate en aquella silla que está al rincón.—Apunté a un rincón medio apartado, donde usualmente viene una chica a leer y siempre sin falta se sienta allí, me dará nostalgia despedirme de este lugar y de aquella chica.

—¿Es en serio? ¿Al Rincón? Ni que estuviera castigado.— refutó como niño pequeño.

—Claro. No dejaré que alguien como tú manche la buena reputación de este lugar.—Hablé con ironía.— ahora al Rincón.

Él rodeó los ojos y a pasos lentos y cortos llegó al asiento.

Di una pequeña risa y acomodé mi suéter.

Pasados 5 minutos volvió a acercarse, esta vez impaciente y con gran enojo, se veía ese destello de aburrimiento en su mirar.

—Que tenga buen día.—Me despedí del cliente con una sonrisa.

—No pienso esperar más.—Sin aviso pasó por la diminuta puerta que da el espacio para entrar a mi lado de la caja y tomó mi muñeca.

—¿Que haces?—El no decía nada y solo seguía caminando hasta acercarse a la puerta.— Estás demente.—me quité el gorro de la panadería y lo dejé en una de las mesas, al salir no pasó ni un segundo y él ya me había soltado, metió las manos en los bolsillos delanteros de sus jeans y caminó con tranquilidad.

—¡Eres un, idiota! ¿Como puedes sacarme así de mi...—Me sorprendió su expresión de fastidio y el hecho de que pusiera su mano sobre mis labios para callarme.

—Callate ¿Quieres? Dios, no entiendo cómo alguien tan pequeña puede hacer ruidos tan grandes.—Quitó la manos de mi boca y lo miré con enojo.

No soy pequeña, bueno... tampoco soy tan alta que se diga, Ryan me gana en altura.

—¿Cual es tu problema?

—Tú y tus ruidosas palabras, solo gritas y eso está a punto de partirme los tímpanos, así que, por favor calla.—Ordenó.

Claramente no iba a dejar de que callara de esa forma y abrí mi boca para protestar, sin embargo mi vista cayó sobre las casas que veía a mi al rededor ¿Donde estamos? Nunca había entrado a este lado de la ciudad, debe ser esa parte linda que tiene todo lugar donde viven los ricos, sin embargo no podía parar de preguntarme que hacíamos aquí.

Mi vista recayó en Ryan quién se detuvo en una de esas casas lindas, me impresionó al ver como tenía llaves y estaba abriendo la puerta.

¿Que..?

—Oye, no pienso participar en un robo así que...— a él pareció divertirle y a la vez molestarle el comentario, pero no dijo nada.

Se que no hay que juzgar un libro por su portada, pero Ryan...? El no parece ser de este ambiente de ricos, aunque, viéndolo bien no es que vista mal, si no que usa mucha ropa oscura, lo único no negro es su camisa que es morada, pero de resto todo lo que viste del mismo color.

Entramos a la morada y me quedé totalmente impresionada ante las hermosas decoraciones, no eran exageradas, pero sin duda hermosas y adecuadas.

Dios, no sé disimular.

—No, no sabes.

¡¿Qué!? ¿Todo este tiempo estaba pensando en voz alta?

—Aún lo haces y gracias, se que no parezco de una familia adinerada eso es justo lo que quiero.—Aclaró.

Ladeo la cabeza y suspiré.

—Lo siento...

—No te preocupes, Me gusta ser diferente a Todo este mundo, es mejor sobresalir por tu cuenta y resaltar tus distintos intereses, estoy muy cansado de la vida común y ordinaria, todos siguen los mismos pasos de las demás personas ¿Porqué no hacer un cambio?
—Él tenía razón, sin embargo sólo procedí a quedarme callada y seguirlo hasta la sala.

Ryan tenía un sentido de la vida muy diferente al de los demás, eso era muy obvio, pero me hacía creer que en verdad no conocía nada de él, y en realidad si era muy cierto.

Ryan era de las personas a las cuales cualquier madre le diría a sus hijos que sería una mala influencia, o al menos eso parecía ser.

Nunca juzgues un libro por su portada.

Vale, ya entendí.

—Bien, Romeo y Julieta aquí vamos.

Apuesto que estás totalmente encantada con el libro.—Dijo indiferente y se cruzó de brazos con sus largas piernas cruzadas y estiradas en el suelo.

—No, la verdad...—hice una pausa.— si.

El sonrió victorioso, como si con la mirada me dijera "lo sabía"

—Bien Julieta, ¿Quieres empezar a dar tu punto de vista?— solté un suspiro, tomé el libro entre mis manos y me preparé para leer, mi mundo de diferencias junto a Ryan parecía ser más difícil y diferente.

El castaño apoyó su cabeza en su brazo y cerró los ojos un momento, disfrutando de algo.

Mi compañía seguro que no.

—¿Por qué tú no vas a leer?— no abrió los ojos pero aún así contestó.

—No me interesa.— Vaya que respuesta.

—Pues te recuerdo que es un trabajo en equipo así que...

—Debo ayudarte y Bla, bla, bla.— fruncí el ceño.

—Que grosero.— murmuré.

—Uy que delicada.

—Menudo pesado.

—Loca.

—¿Eh? ¿¡Por qué loca!?

—Por que justo como ahora estás gritando sin razón— entornó los ojos sonriendo sin separar los labios.

—Pesado.

—Loca.

—Pesado.

—Loca.

—¡Pesado!

—Pesado.

—Loc ... Espera.

Cierro un poco los ojos dándome cuenta de lo que había hecho.

¿Este vino de Narnia o que?

—Mejor termina de Leer, Loca.

—Eres un PE-SA-DO.

—¿Y eso es un insulto?

Ay Dios, esto sería largo, muy largo y difícil.

☄️

Nota: pero bueno, ¿Como están?

Este capítulo está algo corto y aburrido pero fue divertido para mí escribirlo.

Quiero felicitar a una personita especial que está de cumpleaños. Y no podía dejarlo pasar.

Mar_iposa_Feliz cumpleaños, hermosa

¡Nos leemos luego!

Atte: Kim

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