7. Cambios de perspectiva

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Este palacete era mucho más…dulce. Tenía un aura de elegancia y opulencia que irradiaba orgullo. No se parecía al de Kamal. Oscuro. Frío. Escondido.

Unos parecían querer llamar la atención, otros no hacerse notar.

Y eso era más que obvio.

La cuestión era…¿por qué?.

Al menos, estando aquí, no me obligaban a estar a puerta cerrada. Las palabras exactas de Axel fueron:

-Teniendo en cuenta lo que acabas de hacer, por mí, puedes estar donde te venga en gana.

Claro. Siempre y cuando eso no implicase salir fuera de la “casita”.

No entiendo demasiado bien qué gana nadie teniéndome en una casa. A parte, de, por supuesto, a mí misma. Pero, ¿qué pretendían?. ¿Encerrarme de por vida para que no me matase o qué?. Uno de ellos, Kamal, no me daba respuestas. Y el otro, Axel, decía que me lo iba a contar todo, pero que mejor si me enteraba por otra persona. ¡Ja!. Qué bien se le da a algunos escurrir el bulto.

El patio. Por fin. Algo de aire fresco. De la noche. Una noche fría. Y oscura. Plagada de estrellas. Preciosas. Un manto entero sobre mi cabeza. Y unos bancos de piedra adornados con ribetes verdes y blancos. Y una manta. ¿Una manta?. En serio. UNA.MANTA.

-¿Qué hace aquí una manta de cuadros?

-Las dejamos en los bancos porque más de una viene a disfrutar del patio por la noche. No eres la única humana aquí. Al final va a acabar siendo tradición esto de que nos enamoremos de humanas. Aajajaj. Aguantáis poco el frío. Te encontrarás una manta de lana en cada banco del palacio.

        -Amm…¿tú eres…?

-Evan. Soy el hermano de Axel.

-Ah

-Yo también estoy con una humana. Adora este sitio. Ella y las otras tres que viven aquí.

-¿Tres más?.

-Si. Todas casadas con un lobo de la camada real.

-¿Camada real?

-Lobos nacidos de alfas con alfas…que acaban siendo alfas. Por herencia pura. Sin peleas…sin problemas. ¿Te acabo de hacer un lío..¿no?.

El chico de unos 30 años sonrió de forma cansada, pero comprensiva. Su pelo plateado, al igual que el de Axel descansaba de forma revuelta sobre una cara demasiado bonita y dulce como para ser de lobo. Y los ojos negros pero brillantes lucían de forma risueña bajo las espesas pestañas también plata. Eran todos unos niños lindos.

-O sea…que lo normal no es ser alfa por pelea o por…¿lo que sea?. Y…Axel tiene tres hermanos. Cuatro contigo. Creía que sólo había un Alfa por camada.

-Ser Alfa por discusión, por pelea o por convicción es lo normal. Lo raro es lo nuestro. Es bastante difícil que dos alfas decidan unirse. Que se gusten. Y que encima uno de ellos decida someterse al otro y unir manadas. Si. Somos cinco hermanos. Y sí, creías bien. Sólo uno por manada.

-Entonces tú…

-Estoy de visita.

-Ahá.

Mi cabeza seguía activa. Pensaba y pensaba…y por más que quería recordar…no encontraba nada. Ni pensamientos sobre Axel, ni sobre este sitio…¿quién era yo?...o él…

-Deja de darle vueltas a la cabeza. Al final todo vendrá solo.

-No reconozco a ninguna de las dos personas que se supone son vitales para mí. Que se supone que tengo que querer. Esto es un lío.

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