Bloody Hell

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Lily Sayre 12 años

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Lily Sayre 12 años

Los tenues rayos de sol comenzaban a colarse por las ventanas, la luz natural apenas entraba en la oscura habitación. El color azul marino había sido reemplazado por un negro que brillaba cuando los rayos de sol se reflejaban sobre los diamantes incrustados en las paredes, del dosel de la cama colgaban dos cortinas de seda brillante y oscura.

El techo estaba adornado por un encantamiento que reflejaba suaves colores de la nebulosa mariposa, por la habitación ahora flotaban pequeñas linternas que daban una tenue luz de color plata que había ayudado a disminuir las pesadillas de la ojiverde; sin embargo había algo que todavía no cambiaba, y era el hecho de que Draco no había dejado de dormir junto a Lily desde que ella tenía nueve años.

Lily se removió un poco entre sus sábanas, hasta que sintió el cabello del rubio a su lado picando en su nariz, soltó un suspiro y se acomodó en la cama. Los movimientos de Draco la desconcentraba de su relajación, pero no hizo ánimos de levantarse, ya que todas las mañanas era lo mismo, Draco solo debía encontrar otra posición cómoda y volvería a abrazarla en seguida. Sin embargo, Lily nunca previó el grito que casi le revienta los tímpanos.

La pequeña fémina abrió los ojos en menos de un segundo, aunque le costó enfocar con claridad debido a que los retos de sol ya entraban con más intensidad por el ventanal de la habitación, poco a poco, Lily se sentó sobre la cama, solo para ver a Draco en la misma posición observando con horror algo que había entre las sábanas.

Lily bajó su vista hasta el punto que enfocaban los orbes grises del rubio, la pelinegra ahogó un grito cuando vió sangre sobre las sábanas y parte de su ropa. El rostro de Sayre se tiñó de un carmesí brillante, y antes de que pudiera levantarse para ver por completo el desastre que había sobre la cama, la matriarca de la casa entró a toda prisa en la alcoba con la varita en la mano.

La irrupción de Narcissa fue lo único que pareció sacar a Draco de su shock, aunque su labio temblaba ligeramente de forma nerviosa, ahora era Lily la que contemplaba la cubierta de su cama, pero no había ni un asomo de miedo en su mirada, solo confusión, incomodidad y vergüenza. Narcissa paso hasta la cama al ver que ninguno se movía, y creyendo que podrían estar heridos, ignoró por completo el hecho de que Draco estuviera en la habitación de Sayre; Narcissa se percató del asunto en cuanto vió la pijama azul de Lily manchada, y le dió una suave mirada, para después acariciar su mano.

—Draco, cariño, por favor ve a tu habitación, deja tus cosas en el cesto de la ropa sucia y dile a los elfos que vayan preparando el desayuno— dispuso Narcissa con ternura. Draco asintió aún con una expresión de incredulidad y salió de la habitación sin decir nada.

En cuanto el rubio se marchó, Lily estalló en lágrimas de desesperación y vergüenza, se cubrió el rostro con la almohada y la matriarca de inclinó hacia la menor para rodearla en un abrazo.

—Cariño, es normal, no pasa nada pequeña, no tienes nada de que avergonzarte, podremos limpiar todo y te daré lo necesario para que te sientas cómoda— la manos de Narcissa rodeaban el pequeño cuerpo de la ojiverde. Lily tomó las manos de Cissy en busca de apoyo y Narcissa sonrió manteniendola segura entre sus brazos.

The Sharpest Lives: Shadow «Draco Malfoy»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora