-¡Te casarás conmigo, Sayre! ¡Ya lo verás!- gritó el rubio, persiguiendo a la ojiverde por el gran corredor, aún bajo la mirada de todos los demás estudiantes.
-¡Eso solo ocurrirá en tus sueños, Malfoy! ¡Atrapame si puedes, ricitos de oro!- refutó l...
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1994: Lily Sayre 14 años
Draco había vuelto por fin al terminar su primer año escolar, estaba notablemente más alto y llevaba el cabello más largo provocando que su rostro se viera aún más afilado y sus facciones se profundizaran. Lily no mencionó nada acerca del cambio de apariencia que la pubertad había traído para el rubio, no era un tema relevante, aunque para ella resultaba algo... Inquietante en algunas ocasiones, en especial aquellas en las que ella misma se atrapaba mirándolo fijamente por más de diez minutos seguidos sin cansarse de memorizar cada rasgo en aquel rostro pálido.
—¿Me extrañaste?— cuestionó Malfoy una de sus primeras tardes juntos de nuevo.
Después del incidente en la fiesta de cumpleaños de Lily ella no había vuelto a entrar a su habitación y en cambio su ausencia le había costado largas horas perdidas de sueño que recuperaba en los rincones más inimaginables de la casa, su tamaño compacto la ayudaban a esconderse en cualquier sitio, un viejo hábito de su niñez.
—Si— respondió ella sinceramente recargando su nuca contra el pecho de él. La respuesta pareció tomarlo por tanta sorpresa que se hizo hacia atrás esperando ver cualquier clase de emoción en el rostro inexpresivo de la ojiverde.
Lily no acostumbraba a expresar sus pensamientos en alto, ni siquiera con él sabía mostrar afecto a pesar de que ambos se decían mutuamente en silencio cuánto se querían, pero no tenerlo con ella hizo que Sayre se replanteara cuántas cosas debía de darle conocer a él para que supiera que era aún más que un rubio egocéntrico que la molestaba, sobre todo después de saber las experiencias cercanas a la muerte que Draco había tenido ese año. Apenas se habían enterado los señores Malfoy emprendieron su camino al ministerio para poner a prueba sus influencias y asegurarse de que su primogénito no volviera a correr un peligro semejante, había sido algo peculiar ver a Narcissa Malfoy perder la compostura y mostrarse amenazadora con el aura oscura de la magia recorriendola al igual que su esposo, ambos dejando un rastro de frialdad e intimidación al presentarse.
—Yo también— contestó finalmente el menor tratando de sonar indiferente, cosa que arruinó con su siguiente oración — Este año podrás venir conmigo, no estaremos juntos todo el día, pero tampoco será estar separados.
El corazón de Lily dió un vuelco, sabía lo que sucedería ese año y aunque le aterraba que ella no podía encajar igual de bien que él, su pulso se aceleraba al pensar en ellos dos solos en un lugar lejos de casa y no sabía si se debía a qué por primera ves estaría "desprotegida" o que ahora tendría un poco más de libertad. Volteó a verlo tratando de buscar los ojos grises de él y ver si algo había cambiado, él también se notaba más frío y por alguna razón la chispa de vivacidad que solía caracterizarlo se había apagado un poco.
—¿Me contarás más sobre cómo te fue?— cuestionó la ojiverde dándole un ligero apretón en la mano. Notó como el brazo de él se tensaba un poco y su porte se volvía erguido.
