-¡Te casarás conmigo, Sayre! ¡Ya lo verás!- gritó el rubio, persiguiendo a la ojiverde por el gran corredor, aún bajo la mirada de todos los demás estudiantes.
-¡Eso solo ocurrirá en tus sueños, Malfoy! ¡Atrapame si puedes, ricitos de oro!- refutó l...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
15 de Junio de 1983
Podía observar el clima frío y descontrolado de Londres desde su ventana, sumido en una melancolía sepulcral, al recordar a lo que ese día hace dos años había renunciado, de otro modo ni siquiera sé encontraría en aquel lugar. No, se hallaría en el distrito de Bloomsbury, disfrutando de un cálido hogar, con una linda y amorosa esposa, celebrando el cumpleaños de una pequeña niña que él seguramente cargaría en brazos, mientras los dos la contemplaban absortos, maravillados por tener una vida pacífica junto al mayor regalo de sus vidas.
Su deprimente reflexión fue interrumpida cuando el sonido del timbre resonó en la estancia, haciéndole perder la concentración. Se levantó de su asiento, consternado ante la idea de quién podría visitarlo y sobre todo ¿Para qué?
No solía recibir visitas, tampoco era una persona de amigos, la calle donde vivía no era un lugar transitado, ni por muggles, y mucho menos por los de su clase, que encontraban aquella calle tan desagradable.
Se asomó por la mirilla de la puerta, quedándose totalmente sorprendido en cuanto vio a la persona que llamaba a la entrada, y abrió inmediatamente.
—Buenas tardes, Severus—le saludó su visitante inesperado.
—Albus—respondió a modo de saludo—¿A qué debo el motivo de tu inesperada y agradable sorpresa ?— cuestionó Snape mientras hacía un ademán con la mano para invitar al mago a pasar.
Ambos se adentraron en la residencia, encontrándose en un oscuro salón con paredes repletas de libros, y tres muebles desvencijados: un sofá,una butaca y una mesa .
Snape le hizo una señal a Dumbledore para que se sentara, pero él negó lentamente con la cabeza.
—Gracias, pero me temo, Severus, que prefiero estar de pie con la ... noticia, que he venido a darte — explicó Albus mirando al interpelado con expresión solemne.
—Siendo ese el caso, estoy a tu total disposición para escuchar las noticias que me has traído— repuso el pelinegro con su expresión seria.
Dumbledore, soltó un silencioso suspiro, mientras escudriñaba la expresión en el rostro de su anfitrión.
— Hace dos días — comenzó Dumbledore— Me llegó un alarmante mensaje de un miembro de la orden— Snape abrió los ojos con alarma esperando escuchar noticias de, Harry Potter — Ciertamente, no fue algo que me habría esperado, ni que me complazca haber escuchado—prosiguió Dumbledore— Sin embargo, me temo que esta vez es algo que se relaciona directamente contigo, Severus— El pelinegro frunció el entrecejo, pero aun así prevaleció con una expresión seria — Me temo que hemos perdido a un miembro de la orden, y ese miembro desgraciadamente ha sido, Séfora Sayre.
El pelinegro se sintió mareado repentinamente, intentando volver a la fantasía que hace tan solo unos minutos había cruzado por su mente, una dónde la recién nombrada se encontraba feliz con él y su hija, pero sobre todo, se hallaba con vida.
