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—S-Señor Kim, yo no veo a TaeHyung desde hace mucho tiempo... -Susurró marcando el reproche en aquellas palabras.

—Lo sé, JungKook. Créeme que lo sé y lo siento. -Vislumbró a todos sus hermanos luego de un suspiro y el joven frente a él imitó su acción- Te pido disculpas por alejarte de mi hijo, de dejarme llevar por mi mujer e ignorar vuestra amistad... He visto en todas estas lunas una faceta de mi cachorro que no quiero volver a ver... -Jungkook no quería preguntarle directamente pero sentía curiosidad.

Frunció sus labios ante el picor, hacía unos meses que su Alfa se había convertido en un saco de polvo sin ganas de salir.

—¿Qué le ocurre a TaeHyung, señor Kim? -Sus luceros ya no eran inocentes, ya no tenían aquel brillo inigualable que se detonaba en un bello iris negro. El mayor lo notó, así como su gordito osito, quien dejó de tener vida.

—Cuando se presentó, mi esposa le llevó a la frontera de los Min... quiso que TaeHyung se entregara voluntariamente a YoonGi... -Con rabia apretó sus puños a los costados, recuerda aquellos acontecimientos como si estuvieran tatuados en su pecho, aquellas imágenes tétricas de su pequeño osito de miel gritándole que le llevara a casa.

—¿Lo hizo? -El más alto le vio en confusión- TaeHyung, ¿él se entregó?

—Mi cachorro escapó de la frontera y regresó a casa, él no quería a ningún Alfa cerca... -Retomando el tema principal dejó caer sus hombros con pesadez, humedeció sus labios antes de hablar- JungKook... tendremos más tiempo para hablar, pero necesito que me ayudes con TaeHyung, que le levantes de esa cama y-

—La señora Kim nunca me quiso cerca de TaeTae, ella no permitirá que entre en su casa...

Y lo recordaba perfectamente, a su corta edad fue el principal protagonista menospreciado en boca de Kim, era consciente del asco y repudio que aquella señora le tenía, de esas miradas frívolas y denodadas. Cómo se esforzaba en mantener a TaeHyung fuera de su alcance, y lejos de ver a una madre preocupada por su cachorro, apreciaba a lo lejos una alma ambiciosa y rencorosa, queriendo plasmar en su hijo una versión de ella.

—¿Dejarás que mi cachorro abandonado por ella? -Gruñó viéndole desde arriba- Si eres un Alfa, lucharás con quien sea para conseguir la mano del Omega al que quieres, si tanto quieres a TaeHyung, empieza por plantearte los obstáculos y si son lo suficientemente grandes como para dejar de lado tu amor por TaeHyung, entonces lo entenderé -La voz prominente de un Alfa líder nunca pensó escuchar, pero en definitiva no tenía miedo, Jeon únicamente podía pensar en TaeHyung.

—Iré a su casa, haré lo que sea por TaeHyung -Afirmó en un atisbo- Pero no prometo tenerle respeto a su esposa si ella llegase a faltarme el respeto a mi primero.

Una linda luna llena avanzaba lentamente sobre un cielo nublado y tristón, bajo aquellos nubarrones no llegaba la resplandeciente luz del satélite, el bosque se encontraba en penumbra y siendo avivado únicamente por los numerosos grillos que canta...

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Una linda luna llena avanzaba lentamente sobre un cielo nublado y tristón, bajo aquellos nubarrones no llegaba la resplandeciente luz del satélite, el bosque se encontraba en penumbra y siendo avivado únicamente por los numerosos grillos que cantaban al pie de los hierbajos.

Pese a todo obstáculo encubierto por la densa oscuridad, Jeon JungKook merodeaba por entre los grandes árboles con sutileza. En su naricita picaba el incesante deseo por contemplar sin interrupciones aquel aroma, éste no era atractivo, no detonaba la dulzura de un Omega, no buscaba provocar a ningún Alfa. Este aroma tan lleno de melancolía y desgracia llamaba a su media Luna para un consuelo, para una caricia de amor y una protección al corazón de un chico que se vio encadenado a una vida lejos de su amado.

El señor atrás de él había perdido el interés en sorprenderse por la habilidad del joven de guiarse en un ambiente tan engañoso y escurridizo como lo es el bosque.

Llegados a la cabaña la vista a la Luna era otra. Su brillante y cegadora luz alumbraba toda la casa, se abría un hueco entre los nubarrones. JungKook sintió su corazón crecer y bombear con fuerza, como si éste órgano quisiese salírsele por la garganta.

Después de unos días infinitos vería al poseedor de su corazón.

—Mi esposa ha de estar despierta, temo decirte que tendrás que defenderte tú sólo si algo malo llegase a pasar. Únicamente te pido que pongas por delante a TaeHyung antes de hacer algo por tu cuenta...

—Yo solo quiero que TaeHyung y yo volvamos a ser los de antes... -Susurró al viento frío que sopló en su rostro, enrojeciendo sus mejillas destapadas.

—Antes eran unos cachorros revoltosos e inquietos, os heríais mutuamente sin daros cuenta, las acciones involuntarias terminaban en convertirse en flechas de fuego, JungKook.

Al no entender volteó a verle, así hablaba su madre cuando no quería decirle algo directamente, atando excusas con palabras sinónimas, casi queriendo evadir la verdad.

—TaeHyung tuvo una descorazonada la última vez que os visteis... -Humedeció sus labios y se posó frente la puerta de madera- Trata de hacerlo sentir bien esta noche, a cambio te dejaré a mi hijo en tus manos cuando crezcan. Sé que pueden madurar un poco más...

La puerta se abrió sin darle chance a preguntar o indagar más en la conversación. Le arranco de tajo la respiración por la oleada que abatió contra él, aquel aroma pesaba al tenerlo cerca.

Cuando JungKook entró a la madriguera sus pies decidieron moverse mecánicamente hacia la cama de la esquina, la de su tierno osito de miel.

Y sin permiso autorizado las lágrimas rodaron, TaeHyung estaba despierto con unos luceros extraviados en la luz de los candiles, vagando sin rumbo en otra solitaria noche.

Entonces sus miradas volvieron a contemplarse.

—J-JungKookie...

No salió de entre las sábanas, el conejito lo extrajo de las telas apretándolo entre sus brazos. Abruptamente el aroma desapareció entre sus manos.

Cuando quiso darse cuenta, TaeHyung siseaba desde su sitio siendo interrumpido por cortas risillas que se le escapaban.

—Has tardado mucho, tonto ratón -Le dijo restregando su mejilla en su hombro con un bombeo intenso en su pecho.

—Solo vine porque tu padre me ofreció 100 bayas y una plantación de girasol, sería estúpido sí rechazaba esa oferta.

TaeHyung bufo indignado.

—Si eso es cierto te colgaré boca abajo de un árbol encima de las pozas negras del río Han.

—Si eso es cierto te colgaré boca abajo de un árbol encima de las pozas negras del río Han

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owns my heart |KookTae |OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora