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—¿Les dejaste marchar ya? -Resonó la voz de la mujer irrumpiendo en la cocina, sus ruidosos pasos alertaron al Alfa desde que pisoteó el porche y era de esperar esas voces.

—Sí, TaeHyung regresará esta noche antes de la luna llena -Informó en un tono neutro terminando de preparar la comida para ellos dos.

Sus manos estaban concentradas en servir lo cocinado, había escuchado cómo su esposa arrastraba una de las sillas de madera y la hacía resonar en el suelo de caoba y, afinando un poco más su oído, percibió esos cortos gruñidos que no tenía permitido emitir.

—Ya hablamos de esto, JungKook cuidará de TaeHyung siempre que estén juntos, no debemos preocuparnos por nada -Dijo sin girarse a asesorarse del ánimo de la Omega a sus espaldas- Confío en ambos.

—Le diste permiso a un vagabundo a marcar a mi hijo, yo no confío en ti.

Kim dejó su labor de cortar vegetales, por un segundo meditó la situación que se le planteaba y por esos momentos pensó que su mujer aún no había entendido nada de lo que había pasado en esos días. TaeHyung había despertado de una hibernación peligrosa, su pequeño y único cachorro se les iba a morir si no hacían algo. ¿Valía más unos terrenos que ver a su hijo feliz?

Para él fue difícil pasar dos años viendo como su osito se refugiaba en sus brazos mientras sollozaba y le decía sus dolorosos síntomas, le explicaba entre mares de cristalinas lágrimas que su Omega no se sentía enlazado con YoonGi y por más que lo intentó, su pecho no ganaba calor, era un bloque helado que pesaba.

Y trató de cuidarlo todo ese tiempo, trató de distraerlo y animarlo.

—Si TaeHyung decide iniciar su vida fuera de esta cabaña, ¿le dejarías marchar? -Inquirió con áspera, débil y corroída voz, sus ojos se enrojecieron y las manos sobre la mesa se movían como dos cúmulos de gelatina- Acaso tú... ¿lo permitirías?

—Aún no -Respondió él- Aún son muy jóvenes, hasta que vea la madurez que deben tener, no dejaré que nuestro hijo se aventure a una vida fuera de nuestros brazos.

—N-No quiero que nos deje...

Kim esbozó una ladina sonrisa al escucharla decir aquello tan falto de amor y añoro, aquellas palabras no decían la verdad y no eran genuinas, era una falsedad que había pintado en el aire y que pronto se resquebrajaría.

—Tú tuviste el corazón de madre de ir a plantarlo frente a un Alfa, lo entregaste como tributo a un Alfa que se avergonzó del estado de nuestro hijo -Le recordó con ira alzando la voz- Ofreciste su virginidad a un Alfa que no le conoce, quisiste-

—¡No! ¡Lo hice por su bien! -Vociferó estampando sus manos en la mesa de madera ansiosa y temerosa.

—Todos en el bosque vieron a mi TaeHyungnie siendo arrastrado hasta la frontera... -Detonó la tristeza en su voz y en la forma muerta de decirlo, casi a regañadientes- Lloró tanto ese día, se rompió por dentro y te tuvo miedo... Me preguntó si había hecho algo malo, si tenía la culpa de querer a JungKook y no a YoonGi, se confundió tanto, quiso arreglarlo pero su Omega no se lo permitía. Él quiso volver a esa frontera para entregarse a ese Alfa porque pensó que te haría feliz a ti, que estarías orgullosa de él...

Prometiste cuidar con tu alma al cachorro que fuera puesto en tu vientre, lo prometiste ante la Luna, a ella le rogaste que te diera un bebé y concebimos a TaeHyung... ¿por qué... intentas desobedecerla ahora? ¿Tanto mal te hace que haya enlazado a TaeHyung con JungKook? Si ella lo decidió así, lo tenemos que aceptar...

Park JiMin se llevaba bien con todos los jóvenes de las fronteras de su territorio, uno de los más grandes y poderosos de todo el reino y que pertenecía a sus padres

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Park JiMin se llevaba bien con todos los jóvenes de las fronteras de su territorio, uno de los más grandes y poderosos de todo el reino y que pertenecía a sus padres. Dado que era el hijo más pequeño de cinco, el poder quedaría a cargo de su hermana mayor cuando sus padres falten.

Pero JiMin había crecido rodeado de enormes lobos de prominentes colmillos creados para desgarrar y cazar, y, aromas densos que aborrecía con toda su alma. Los Alfas eran como su Madre, una mujer que nunca sonreía y nunca demostraba cariño o afecto a sus hijos, jamás recibió una caricia de aquella mujer. Todos los lobos Alfa tenían la misión de proteger a los Omegas dentro del territorio, podían morir ellos pero jamás permitirían que un lobo Omega muriera en manos de enemigos.

Puede que su madre tuviera un amor por ellos y lo demostrase defendiéndolos en el campo de batalla. A JiMin le gustaba imaginar que ella peleaba pensando en ellos, en sus cinco cachorros.

Cuando su hermana se emparejó con un Alfa de un linaje inferior al de su sangre, JiMin pensó que no le permitirían fortalecer aquella relación por la diferencia social marcada. Pero su padre, un Omega de fuerte carácter, no se interpuso en ningún momento. Su madre tampoco, ambos recibieron amistosos al intruso en su casa.

Entonces pensó que su media luna también podía ser aceptada por sus padres.

—Sé que no soy muy cariñoso contigo... -Le escuchó sisear con la cabeza gacha- Que solo te demuestro amor cuando te enfadas conmigo, que te molesto mucho para que me hables -Añadió dibujando una corta sonrisa sincera que JiMin apreció a su lado como una bella joya que debía proteger- Pero espero poder cambiar algunas de esas cosas para que te enamores de mi...

Los luceritos claros y surrealistas del lobito brillaron con intensidad y el rubor cubrió su nívea piel.

—Te han ofrecido muchos Omegas... -Le respondió desde su sitio, crispando sus labios con cierto terror por explicarse- Deberías... escoger a uno de ellos, son de un linaje similar al tuyo y tus padres lo aceptarán...

—JiMin... -Sus iris azules se decepcionaron al apreciarle ponerse de pie decidido a abandonar la sala y volver a su frontera, como muchas veces lo había hecho.

—Hyung, me enteré que TaeHyung regresó a tu frontera, que quería enlazarse contigo... -Las palabras acuchillaron a su paso toda su garganta y destrozaron con llamas sus cuerdas vocales pues se quedó sin habla poco después.

—Que sus padres quieran extender su territorio utilizando a su hijo no significa que la Luna así lo quiera.

JiMin se detuvo al ras de la puerta de cristal, la yema de sus falanges rozaron el transparente material y regresó su mirada atrás.

—¿Crees en los lazos de la Luna?

—Son los que nos hacen felices, la Luna nos trajo y ella decide qué hacer con nosotros, cuál es nuestra pieza puesta en este mundo, qué nos hará felices y qué nos matará las ganas de vivir. Si ella forjó lazos entre nuestros corazones, no tiene sentido que quieras romperlos-

—La Luna me enlazó a alguien que es incapaz de comprenderme... -Juntó sus miradas azuladas en un segundo crítico y decisivo, significante y delirante- Tu padre pensará que solo quiero hacer lo mismo que TaeHyung, todos los habitantes de tus tierras pensarán que estoy aquí por interés... será imposible poner un pie en estas zonas para mí en un futuro.

Cuando JiMin salió y echó a andar a un paso pesado, cuando su aroma dañino y melancólico llegó a sus fosas nasales, YoonGi supo que JiMin realmente creía en la Luna.

"—Nos vemos mañana, Alfa"

"—Nos vemos mañana, Alfa"

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owns my heart |KookTae |OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora