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One ShotAdvertencia: Soft y un poquito angstT/N Girl x Amity Blight

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One Shot
Advertencia: Soft y un poquito angst
T/N Girl x Amity Blight

-Amity! Ya apúrate!- Llama la mayor Blight a su querida hermana. La menor se miraba en el gran espejo de su buro, revisando que su vestido y cabello estén ordenados, tenía que dar una buena impresión.

Dio un pesado suspiro; agarro varias cosas y las puso en su bolsa, por supuesto, no olvido las cosas que necesitaba para poder invocar a su abominable, cuando tenía todo, decidió por fin irse de su habitación.

—Al fin! Te estabas tardando manoplas!— Hablo su hermano, haciendo una expresión de cansancio, no había dormido muy bien al haber estado la noche anterior haciendo travesuras.

—Ya, ya, vamonos— Finalizo la mayor de los tres, yendo a la salida de la enorme casa.

En la salida, estaban sus padres esperando en una carroza, el señor Blight tenía su típica cara de cansado, mientras que la señora veía con impaciencia y mal humor a sus hijos.

—No quiero ninguna excusa, arriba— Ordenó firme, los tres subieron al carruaje, permaneciendo serios y en buena postura, casi como unas finas muñecas.

Y así fue el viaje, los gemelos hablaban entre murmullos y sacándose pequeñas risas, los padres conversaban sobre su gran negocio y como esta próxima reunión podría ayudar los mucho más, una buena inversión e inversionistas.

Pero Amity no se centraba en nada de eso, pensamientos vagan entre su atormentada mente, recitando una y otra ves lo que su madre le enseñaba antes de salir a un lugar.

No debía dejar que la gente los viera mal, que su apellido nunca resulte manchado.

Siempre impecable.

Siempre perfecta.

Pero la perfección le a costado tanto, al punto de causarle quiebres a su máscara de niña perfecta. Sus hermanos ya manejaban todo perfectamente, ¿Entonces por qué ella no lo lograba?

Se perdió tanto en su pensamiento y lamento que no se había dado cuenta que ya habían llegado a ese lugar.

Bajaron con cuidado, tratando de mantener esa postura mostrando su enorme rango social, manteniendo unas suaves sonrisas y miradas vacías, como muñecas de porcelana.

—Bienvenidos— Les dieron la bienvenida unos sirvientes, abriendo las puertas de la gran casa para que los dejaran pasar.

La casa no era muy enorme, pero lo que la hacía destacar era su enorme jardín, lleno de arbustos, flores, árboles y una que otra fuente. La casa tenía varias enredaderas de plantas en sus paredes, dando le un gesto encantador.

Al ingresar, el lugar los recibió con un acogedor y cálido hogar, se sentía y veía hogareño, diferente a su casa.

No presto atención a lo que hablaban los demás, Amity solo se centraba en observar esa bella casa, agradecida con el echo de que sus padres fueron quienes los presentaron y no tuvieron que presentarse ellos mismos ante los anfitriones, solo una cosa la sacó de su mente.

—Amity, si quieres puedes ir al jardín trasero, tengo una hija de tu edad y puede que se lleven bien— La mujer, dueña de esa casa, dijo su nombre con tanta dulzura que la empalago, ni su madre la trataba así. Asintió con la cabeza y con ayuda de un sirviente fue al patio trasero, que era mucho más grande que el de enfrente.

Pero antes de irse fue jalada de su brazo, y por la fuerza y las uñas enterradas en su delgado brazo sabía de quien fue esta acción.

—Manoplas, más te vale comportarte bien, sino quieres que vuelvas a tener un castigo y aumentemos tus clases— Susurro con malicia y veneno la mujer a su hija, esta sintió una presión en su pecho por las palabras de su madre; asintiendo para que la dejara ir.

Tras recordar el castigo de esa semana, como también le quitaba su tiempo libre con sus amigos para matarla con estudios hacia que sus ojos se cristalizaran, un nudo en su estómago y garganta formándose, pero tenia que aparentar que todo esta bien, no podía dejar que nadie la viera y pensaran que pasaba algo malo.

Podía ensuciar su preciado apellido.

Respiro varias veces, logrando calmarse, pero al estar centrada en eso, volvió a perderse al punto de que no se dio cuenta que ya estaba en el patio trasero.

Rosales de a montones habían y uno que otro árbol, solo se escuchaba el canto de unas aves, o eso creía.

Empezó a sonar una melodiosa voz, una muy cálida y algo aniñada, solo por ese ligero tono agudo, para Amity hubiera sido molesta, pero la verdad esa dulce voz combinaba con ese lindo jardín, siendo todo una maravilla.

Poco a poco se fue guiando con la voz, buscando quien cantaba, y al llegar, solo vio a una muchacha de un cabello [C/P] portando un hermoso vestido rojo, en su cabello y cuello había cintas rojas en un moño combinando con el vestido. Una dama llena de gracia y elegancia, simplemente flechando a la Blight con esa angelical apariencia.

Tal vez su encuentro no fue lo más esperado, pero al presentarse y dejar que el tiempo siguiera, podían sentir esa hermosa conexión.

Cada que Amity estaba mal; [T/N] la escuchaba y aconsejaba, acariciando su cabello mientras ella se reposaba en su regazo. A veces Amity llego a escuchar los sollozos de la joven, siendo ella quien ahora la consolara.

Las dos se volvieron el pilar de la otra, algo tan importante y significativo, siendo algo que pensaron que solo estaría en sus sueños.

Amity creía que esa reunión sola la haría permanecer por otro día mas su máscara, pero con la presencia de su dama solo le hizo ver que entre todo eso; habrá alguien que la quiera por como es.

Cuando estaba con ella, dejaba de ser solo una Blight, para ser solo Amity.

Cuando estaba con ella, dejaba de ser solo una Blight, para ser solo Amity

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One Shots, Drabbles, Etc. | The Owl HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora