El golpe fuera del aula de Defensa se extendió por la escuela como un reguero de pólvora, y el hecho de que hubiera involucrado a Harry Potter solo contribuyó a la gran popularidad de la historia. Nadie parecía saber por qué Harry había golpeado a Kenny Helstrom, pero el hecho de que hubiera sido otro Gryffindor fue quizás la parte más discutida de todo el asunto. Sin embargo, todos parecían haber llegado a la misma conclusión: si Harry Potter le estaba lanzando un puñetazo a alguien, probablemente se lo merecía. Esto era un ciento ochenta por la forma en que sus compañeros lo habían tratado antes de su derrota de Voldemort que realmente molestó un poco a Harry, y si no hubiera sido por su deseo de proteger a Malfoy de involucrarse en absoluto, podría haberlo hecho, estado tentado de comenzar otra pelea solo para demostrar que no era un santo.
Estaba bastante seguro de que no era probable que Kenny comenzara a dar detalles sobre "lo que había hecho", como Harry había aludido tan crípticamente el otro día, y con la historia real contenida para él, Hermione, Kenny y Malfoy, el problema debería haberse dejado descansar.
El problema, se dio cuenta Harry el jueves por la noche, era Ron.
Dado que Harry tenía programados los viernes por la mañana para la práctica de Quidditch, había subido temprano al dormitorio, pensando que si se esforzaba mucho, podría llegar a dormir antes de las once. Apenas se puso un par de pantalones de pijama y un jersey (notando que todavía no había recibido el otro de Malfoy) cuando la puerta se abrió y Ron entró, inusualmente callado y luciendo inseguro.
-¿Qué estás haciendo aquí arriba?- preguntó Harry, metiendo su ropa del día en una pequeña cesta que los elfos domésticos vaciaban durante la noche -¿También te vas a la cama temprano?-
-Er... ¿tienes un segundo?- preguntó Ron. Harry no podía leer su rostro, pero supo de inmediato de qué se trataba. Con toda honestidad, le sorprendió que hubiera tardado tanto.
-Si, por supuesto. ¿Qué es?- Harry se sentó en el borde de su cama para deslizarse un par de calcetines limpios sobre sus pies, mirando con curiosidad a Ron, preguntándose cómo empezaría esto y no solo eso, lo que él, Harry, diría. Resolvió dejar que Ron dirigiera la conversación por ahora; tal vez podría escapar sin contarle todo.
-Oh, déjalo, ya sabes- dijo Ron, alzando una ceja hacia Harry -estaba esperando que dijeras algo primero. Pensé que estabas obligado a hacerlo, pero no lo has mencionado en todo el día-
-¿Obligado a qué cosa?- Harry lo intentó sin convicción. Esto pareció agravar a Ron, porque su rostro se oscureció un poco.
-¿De verdad, Harry?- se sentó en el borde de su propia cama, con una pierna moviendose en un evidente gesto de nerviosismo -estoy hablando de Helstrom, ¿no? Quiero decir... Merlín, ¿por qué lo hiciste? ¿Qué quisiste decir, sabes lo que hizo? Todo el mundo ha estado hablando de ello y nadie parece tener ni idea, pero pensé que al menos me lo habrías dicho. Y sé que le dijiste a Hermione, porque cada vez que lo menciono ella se calla y cambia de tema-
Harry, sintiéndose bastante avergonzado, dejó escapar un suave suspiro.
-¿Estás enojado conmigo?- preguntó antes de que Harry pudiera decir algo -¿No confías en mí? ¿Qué es?-
-No estoy enojado contigo- dijo Harry con firmeza, sosteniendo la mirada de Ron, esperando que la sinceridad en sus ojos le transmitiera a Ron que estaba diciendo la verdad -y por supuesto que confío en ti. Es... complicado, eso es todo-
-¿Complicado cómo?-
Harry se movió inquieto donde estaba sentado, pensando en Malfoy, en cuántas veces lo había besado, en encontrarse con él bajo la Capa de Invisibilidad justo en el medio de la biblioteca. Quizás no había sido una buena idea, después de todo, ocultarle todo esto a Ron. Al menos no por tanto tiempo.
