Una estrella y su complemento.

Capitulo 7.☽

Seguía paralizada quizás aún procesando el hecho de que una muerta era igual a mí, alguien había puesto su mano en mi hombro pero seguía tan perdida en mis pensamientos que no presté atención de quien se tratababa.

—Era mi hermana—Dijo Max mirando la foto que yacía en mis manos, con un tono de voz que no era habitual en él.

—¿Cómo murió?— le pregunté luego de salir del shock, aún sosteniendo la foto.

—Murió el 3 de abril de un posible homicido. La policía creé que se suicidó pero yo conocía lo suficientemente bien a mi hermana para saber que la mataron— mencionó lo último con rencor.

—Hablas como sí supieras quién lo hizo— mencioné mirándolo lentamente.

—El caso es que son los suficientemente incompetentes como para descubrir sí la mataron o no y optaron por  dejar el caso abierto— dijo ignorando completamente lo que le dije.

Definitivamente él sabía algo.

De pronto el timbre sonó avisando que aún debíamos ir a la segunda clase.

—Te-tengo que irme— tartamudé mientras me alejaba de aquel casillero.

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Las horas pasaron lentamente y no me di cuenta que la clase había culminado hasta oír el timbre por segunda vez. Aún tenía en mente aquella foto y al parecer mis únicos pensamientos iban dedicados a ella.

Me dirigía a la cafetería para almorzar. Salí del aula buscando a Andrea que por cierto no la había visto desde que la dejé en su clase esta mañana.

Los pasillos estaban repletos de seres roba oxígeno y no podía indentificar a la loca de mi mejor amiga.

Estuve a punto de entrar a la cafetería cuando de pronto unos brazos rodearon mi cintura y otra mi boca presionándolos fuertemente evitando algún movimiento o gritos de mi parte.

Pude ver como me adentraba en un aula vacía y cerraba la puerta detrás de ambos.

—¿¡QUÉ CARAJOS HACES?!— grité luego de haber sido soltada.

—Robarte qué no ves?—

Era aquel chico que había salido misteriosamente de la dirección y que me miraba fijamente, mejor conocido como ojos verdes.

Bufé y caminé en dirección a la puerta para salir de allí.

—No, no tú—me señaló—y yo—se señaló—vamos a hablar.—mencionó mientras se ponía en frente de la puerta evitándome el paso.

—Y de qué tendríamos que hablar tú y yo— dije cruzándome de brazos.

—Créeme cariño, tenemos mucho de que hablar—

Me quede callada dándole paso a que hable.

—En primer lugar, mi nombre es Jason, no me gustan los niños, soy muy sexi, y soy la perfección en persona. Un gusto— dijo mostrando su sonrisa perfecta.

—Ya pero estaría cool sí te hubiese preguntado no?—

—Es que no hacía falta que me preguntases para poder presentarme, bonita.—

Max por lo visto alguien intenta quitarte el lugar del más insoportable.

—Por sí no te has dado cuenta señor "soy muy sexi" es la hora del almuerzo y nadie se juega con mi comida. Qué te quiero decir con eso? QUE  ME DIGAS DE UNA PUÑETERA VEZ DE QUÉ TENEMOS QUE HABLAR TÚ Y YO.—