Capítulo 6: TRAUMA.

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Nathan POV

Desperté debido a los rayos del sol que entraban por la ventana, al parecer Nora no suele poner cortinas. ¿Tan confiada vive esta chica? Miré a Nora la cual se encontraba recostada sobre mi pecho, parece un ángel mientras duerme. Ella es vivo ejemplo de; ¨Las apariencias engañan¨, a simple vista luce como una joven e inocente chica pero en la cama es una completa puta, ni siquiera las mujeres que venden su cuerpo se mueven tan bien como lo hace ella.

Comencé a acariciar su cabello, no la conozco bien pero estoy seguro que ella me gusta. Es la chica más hermosa que jamás he visto, me encanta cada parte de su ser, su piel morena, sus hermosos ojos azules, su cabello negro y el corte que lleva, resalta su belleza y la forma de su cuerpo, una chica bastante voluptuosa. No es tan gruesa pero tampoco tan delgada, tiene una cintura pequeña, sus pechos son tan grandes como sus caderas y piernas y no le faltan glúteos. La chica es simplemente perfecta físicamente y lo poco que he conocido de su personalidad, podría vivir el resto de mi vida a su lado.

¨¡Basta Nathan, controla tus ilusiones! Apenas la conoces.¨, pensé al verla.

-¿Cómo le hago para no pensar en eso si ella me lo impide? -murmuré y en cuanto terminé la frase ella abrió sus ojos y me sonrió mientras me observaba fijamente.

-Buenos días, guapo. -se acercó a mí y depositó un tierno beso en mis labios.

Eso hizo que me derritiera, me tiene en la palma de su mano y ella no lo sabe.

-Buenos días. -sonreí emocionado.

Ella se levantó de la cama y la única cobija que nos cubría a ambos, la jaló y se envolvió en ella para luego levantarse. Me quedé atontado viéndola y no me percaté que yo también estaba desnudo y me había dejado con las pelotas al aire.

-¡Oye! Eres mala. -reí mientras buscaba mi bóxer.

Salió de la habitación e inmediatamente fue a la suya a revisar a Max. Caminé hacia su habitación y noté que el perro estaba un poco mejor que ayer.

¨Al menos ya no está sangrando¨, pensé mientras la observaba a ella y a su mascota.

-¿Te irás hoy? -preguntó sin verme a la cara.

Me quedé estupefacto al escucharla hacer tal pregunta tras una pasional noche.

-Emmm... Eso creo. -respondí confuso.

-Deberías quedarte un poco más, tu ropa aún no está seca y en unos días tendrás que regresar ¿No? -su voz ya no sonaba tan dulce como cuando despertó.

-Ammm... Este... ¿Pasó algo, Nora? -me rasqué la cabeza esperando una respuesta.

-No, no pasa nada... -pude nota como sus manos comenzaron a temblar.

-Oye, ¿Qué pasa? -me acerqué a ella y la abracé.

-Es sólo que... ¿No crees que soy una cualquiera o si? -la solté un momento para ver su rostro y ella tenía lagrimas bajando por su rostro.

-¿A qué viene tu pregunta? No creo que seas una cualquiera. -tomé su rostro entre mis manos y mientras fruncía un poco el ceño le regalé una sonrisa.

Nora POV

-Es sólo que... -volteé hacia la puerta de la habitación y una imagen llegó a mi cabeza de golpe.

-¡MALDITA ZORRA! VI COMO LO MIRABAS. -la voz de Mark retumbaba en mis oídos.

Me encontraba en la habitación cambiándome el vestido por una pijama mientras que él venía desde la cochera. Al llegar a la habitación me observó de pies a cabeza.

-Eres una puta, Nora, una cualquiera. Andas por la calle mirando a todo hombre esperando a que venga y te coja. -me observaba con desprecio, se acercó con rapidez a mí con su mano en el aire.

Al estar frente a mí, lo último que recuerdo es su mano venir en dirección a mi rostro.

-¡NO ME PEGUES, POR FAVOR! -me lancé al suelo y cubrí con mis manos mi cabeza.

-¿Nora? ¿Qué pasa, nena? -la voz de Nathan irrumpió en mis recuerdos.

Me tomó entre sus brazos y me cargó, acariciaba lentamente mi cabello mientras silbaba una canción.

-¿Estás bien, pequeña? -preguntó con un tono de preocupación en su voz.

-Sí. -lo abracé con fuerza manteniendo mis ojos cerrados.

Algunas minutos después...

-Me alegra que estés mejor. -afirmó mientras me observaba con una sonrisa.

-Lamento haberte hecho pasar por ese mal rato. -me acerco a él y tomó sus manos.

-No te preocupes. ¿Quieres contarme que fue lo que pasó? -preguntó esta vez algo serio.

-No suelo hablar sobre esto con nadie pero... Tú tuviste que presenciar mi mayor trauma. Creo que te debo una explicación. -me acomodé en el sillón.

-No me debes nada, cuéntame si es lo que deseas. -colocó una de sus manos en mi pierna.

-Okey... - exhale un gran suspiro. - Cuando tenía diecisiete, me enamoré perdidamente de un chico mayor que yo. Su nombre es Mark Frič y en ese entonces tenía veinticuatro años, el sentimiento era mutuo. Mis padres no estaban de acuerdo con nuestra relación, porque él era mayor y yo pues... Nunca había estado con nadie. Además, él no era el mejor yerno del mundo. -lo miré por un segundo y pude notar que él me escuchaba atentamente. -¿Quieres beber algo o comer algo mientras te cuento? -

-Si tienes hambres, adelante. -me sonrió nuevamente.

-Vamos a la cocina. -dije levantándome de mi asiento.

Él se levantó y caminó detrás de mí.

-Bueno, Mark, al principio solía ser cariñoso, amable, romántico, era mi hombre soñado y mi primer amor. - sonreí al recordar los buenos tiempos a su lado. -Pero nada de eso duró por mucho tiempo, como mis padre no aceptaban nuestra relación, él me ofreció escaparnos y vivir una vida a su lado. Valga la redundancia. -tomé dos vasos y los llené con refresco. - Lo hice, me fui con él, al principio mis padres se negaron pero sólo faltaban un par de días para ser mayor de edad y ya no podían intervenir en mis desiciones. -tomé una bolsa de pan y reuní todos los ingredientes para hacer un sandwich. -Vinimos acá, a esta casa, este fue nuestro hogar durante tres años. El primer año todo marchaba bien, éramos la típica pareja soñada ante todos y entre nosotros a excepción del sexo, el cual no era tan satisfactorio para mí pero me complacía saber que él lo disfrutaba. -terminé de hacer los sandwiches para cada uno y los coloqué en platitos para luego darle su desayuno a Nathan, nos dirigimos a la mesa. -Al segundo año, Mark dio inicio a mi infierno. Comenzó con celos, no le di importancia pues creí que en toda relación había un poco de eso. Luego, la manipulación, continuamos con el maltrato pero siempre se disculpaba diciendo que no volvería a pasar y que mintiera a los demás diciendo que me había caído. Después, pasó a controlarme, siempre tenía que saber a dónde iba, con quien salía e incluso como vestía. Hasta que llegamos a un punto en el que ya no me permitía ir a ver a mis padres y mucho menos salir de casa, cuando yo no quería tener nada con él me obligaba. Estuve embarazada de él, creí que sí se enteraba que tendría un hijo suyo no volvería a abusar de mí y mucho menos golpearme pero estaba equivocada... La noche en que iba a contárselo me golpeó hasta dejarme inconsciente... -di un gran mordisco a mi sandwich, mis manos se pusieron temblorosas al recordar. -Estuve a punto de asesinarlo, pero... No quería acabar en la cárcel. Así que simplemente lo denuncie, la única evidencia que tenía era mi cuerpo... Mark, está en prisión pagando por todo el daño que me hizo. -terminé de contarle con los ojos llorosos, me ardían al tratar de evitar que las lágrimas salgan de ellos.

Se quedó en silencio observandome por unos segundos, los segundos más largos de mi vida.

-Oh, pequeña. -se acercó a mí y me abrazo con fuerza, me hizo sentir segura. -Te prometo que nadie más te hará daño. -tomó mis mejillas entre sus manos y me dio un gran beso.

"Nathan es eso que necesitaba en mi vida", pensé mientras recibía su abrazo y lo devolvía con más fuerza.

El hombre de la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora