Apertura

V

Mientras tanto una azabache estaba en su casa terminando de hacer el aseo. No había demasiado que limpiar ni realmente nada que hacer, así que disfrutaba hacerlo mientras hablaba por teléfono con su amiga.

-¡Deberías divorciarte de ese tipo!- Gritaba una furiosa Ino luego de todo lo que le comento.

-No es para tanto Ino, solo estamos pasando un mal momento...- Intentaba autoconvencerse.

-Es un patán. Seguro que allá fuera hay algo mejor que ese bruto- Aseguraba la rubia.

-¿Que cosas dices?- Se sonrojo violentamente al pensar en que podría estar con otra persona que no fuera su esposo.

-Vamos, seguro que te has fijado en hombre más atractivos-

-Etto...- No pudo evitar recordar a su invitado, que era visiblemente atractivo a cualquier ojo humano.

-¿Ves?-

Charlaron un poco más y luego la Hyuga decidió salir al parque a alimentar a los patos.

No deseaba pensar en un posible divorcio. Es decir, nadie se casaba pensando en que algún día dejarían de estar juntos, pero siempre podía pasar.

Sentada a una orilla del estanque daba pequeños trozos de pan a los patitos cerca de ahí, al mismo tiempo que otros niños hacían lo mismo.

A ella le encantaban los niños, seguramente en otra vida ella sería profesora de un jardín de niños o pediatra.

Últimamente había querido tocar ese tema con su esposo, pero sería una tontería, ni siquera intimidad tenían ya.
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-No me jodas, ya terminé por hoy- Dijo el Uchiha con la oreja pegada en su celular.

-Teme, por favor, mientras más rápido lo hagamos más rápido salimos de esto- Insistía Naruto.

-Mañana con más tiempo, quiero llegar a mi nuevo hogar- Dijo sarcástico y colgó la llamada.

Entendía que era importante moverse para aclarar el asunto del dinero, sin embargo, admitía que tenía muchas ganas de llegar para ver a esa hermosura de mujer.

Por un segundo, se imaginó a sí mismo siendo recibido por esos rosados labios de ella, mientras le preguntaba cómo le había ido en el trabajo, luego cenar juntos, tomar una ducha, acostarse en la cama, tener sexo e irse a dormir.

Se recriminó mentalmente, eso era una estupidez, esa mujer ya estaba casada, nunca tendría algo con él.

Primero, esa mujer no se veía capaz de serle infiel al idiota de Utakata, y segundo, si lo llegara a ser, no pasaría de solo un poco de diversión y luego adiós.

Bajo del auto y luego de unos minutos entró al pequeño recinto, gracias a una copia de las llaves que le facilitaron, y pudo notar que no había nadie.

Camino a su habitación y con paciencia comenzó a quitarse el saco y la corbata, desabrochando su camisa sin cuidado y pereza.

Ring ring

-¿Qué?- Contestó el teléfono mirando que era Naruto.

-¡Teme! Preparate- Dijo serio al otro lado del teléfono.

-¿Qué?- Preguntó.

-Hoy Shikamaru estuvo haciendo un par de investigaciones y...

El pelinegro entraba a la compañía de los Hyuga a paso lento pero seguro, con el fin de recolectar algo de información.

-Soy Nara Shikamaru- Se presentó con la recepcionista.

-Claro, pase. Arriba lo está esperando el presidente- Hizo un ademán con la cabeza y llego hasta la oficina donde lo estaban esperando.