Semestre

5 0 0
                                    

Le conté a mi amiga Anna, le envié mensaje a los dos minutos de que salí de la clase. No sabía en qué pedo me había metido.

Todo iba bien, sería muy buen semestre, hablé muy rápido, fue el peor semestre de mi vida, eso sin contar que el semestre en el que estoy está horrible, en cuarentena por culpa de una sopa de murciélago que no cocinaron bien. Putos chinos.

A dos días que inicie el semestre y ya tenía problemas, me gustaba mi maestro.

Anna, me dijo: sólo es el gusto, no? No es algo más o si?

Sabias palabras me dijo mi amiga. Porque después todo se volvió confuso, ya solo actuaba por mera reacción, no razonaba la situación, pero no me arrepiento de nada.

Yo creí que solo sería el maestro, el profesor, y solo eso. De esas veces que no piensas que tan grave puede ser, hasta que estás viendo la realidad.

Pues creí que solo era el gusto, pero el semestre y los días, las clases y todo, poco a poco o no sé, se fue a la mierda.

¿Por qué lo digo?

Bueno, yo me sentaba en las sillas del centro. Poco participativa, llegaba a la hora y él ya estaba sentado con su lap revisando la clase.

La clase pasada, nos habíamos presentado y  nos había dicho que tal vez cancelen el grupo... Aunque todavía no salían las listas definitivas.

Ése día fue muy normal, nos dijo que posiblemente cancelarían el grupo y bueno a esperar.

Pasó el fin de semana.

Las cosas iban bien, creo ... La verdad, las cosas no eran muy interesante. Empezaba el semestre, que puede ser interesante.

Oh! Sí, sí pasaron cosas interesantes. Hice un desmadre en mi horario, cambie materias, dejé otras, todos los días a las 7:00 am entraba a clases, sabrá Dios cómo llegaba temprano.

Los martes y jueves, eran los únicos días que lo veía, aunque daba otras clases pero solo esos días era donde podía verlo; eran "sagrados" así lo dijo mi amiga Anna.

Y pues no cancelaron el grupo.

Llegaba temprano y pues ahí estaba él, algunos días llegaba tarde pero siempre puntual.

Tres semanas, me da risa, tres semanas no podía decir mi nombre. Me cambiaba los apellidos, o inventaba otros, y era extraño porque con los otros alumnos no, le decía por su nombre normal pero llegaba al mío y todo cambiaba. Se ponía rojo, y yo me reía y de color rojo igual estaba, no sé si de nervios o porque me gustaba que fuera diferente cuando pasaba lista...

– Sabes, ya dime como quieras – me reí, ya no podía hacer nada. Sabía que estaba roja y que se notaba. Todos en el salón notaban éso, era como si solo a mi me pasara.

Me miró, estaba sonriendo, me sonrió y negó divertido. – Adriana – seguió con la asistencia y dió la clase como siempre.

Claro que muchas veces me pregunté, ¿Por qué se equivoca con mi nombre?

Ahora la respuesta la tengo cada vez más cerca.

Las clases pasaban normal, entre medio morir por mis clases y servicio, ahí estabas tú... Mi profesor guapo por el que babeaba, por el que aún hace que mi corazón se acelere, por el que pone de cabeza mi pequeño mundo...

Por el que dije: nunca me va a gustar mi profesor.

Y ahora veme aquí, tragándome mis palabras, ¿Cuándo mandamos a la mierda muestra relación "profesor-alumno"? ¿Cuándo me gustaste tanto?

C'est une aventureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora