⚘ Té verde y miel

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Evento Bakudeku/Katsudeku Philippines

📅 Día 4 // 21 de septiembre
🗂 Temas: Picnic / Frutos Secos / Idols
✏ Tema(s) escogido(s): Picnic y frutos secos.

► Extra: Primavera + Aleatorio

Créditos al equipo de Facebook "Bakudeku Philippines" y a MandyChanAki
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Las hojas de los árboles se mecían en la suave danza del viento. Tenues rayos de sol ambientaban el entorno con su característica calidez, alumbrando desde el azulado cielo; careciente de esos algodones blanquecinos. El césped lucía su clásica frescura que aquella época le otorgaba, y en compañía de sus amigas, las flores, adornaban el fino suelo. Oh, qué vergüenza era para las rosas el recibir a sus invitadas que zumbaban cada vez que las saludaban.

Su alrededor era una verdadera obra de arte, muy digna de admirar; especialmente si en esa pintura se hallaba él, ese chico de piel pálida y melena esmeralda que tanto amaba.

Sentados bajo la sombra de una copa de árbol, disfrutaban de un relajado picnic en uno de los parques públicos de la ciudad.

―Estos emparedados te han quedado realmente exquisitos, Kacchan ―expresó el menor, aun comiendo su bocadillo.

―¿Sí? Y eso que los preparé a la rápida. ―El pelirrubio, apoyando su moflete derecho sobre su propia mano, yacía encima del mantel observando a su pareja comer.

―¿No te vas a servir uno? ―interrogó el contrario, una vez hubo terminado de masticar el alimento.

―Aún no. Come tú.

Katsuki no tenía apetito, realmente. Sólo deseaba seguir contemplando al tierno de su novio; ese ángel que lo acompañaba en cada uno de sus días. Si alguien le preguntaba, el de orbes rojizos se sentía el hombre más afortunado del mundo. En definitiva, el haber conocido a Izuku se trataba de lo mejor que pudo sucederle.

Ese joven llenaba los espacios de su vida, incluso hasta el más mínimo. Y es que el pecoso no sabía. El pecoso no sabía los efectos que causaba en él.

Cuando poseía la oportunidad de ver al peliverde con total detenimiento, se daba cuenta de lo genial y encantador que éste era, no podía quejarse ante semejante belleza.

Para el de melena punzante, Deku era su té verde y miel de cada mañana, tan cálido y dulce. Una infusión que provocaba una placentera sensación a todo rincón de su ser.

Aún recordaba el momento en el que sus cuerpos y miradas se cruzaron por primera vez. Hasta la fecha, se le acomplejaba describir el sentimiento que el pecoso le dio cuando, en aquel instante, hizo explotar su mente. Katsuki llevaba consigo esa memoria todos los días. Eso se lo debía a la difícil tarea de no permanecer pensando inevitablemente en el hermoso joven de hebras esmeraldas. Él era su sol y luna. Lo único que anhelaba mantener para el final de su ciclo. Y esos pequeños períodos encantadores que tenían ―como el de ahora―, le hacían sentirse de una forma tan inusual, algo que no era común en su persona. Pero estaba seguro de una cosa, Izuku era lo que más quería; sólo ellos dos por siempre.

Sí, experimentaba diversas sensaciones al compartir en cercanía con el de orbes oliva. Le tenía embobado, de las formas que menos esperaba. A veces, brotaba en su cabeza la incógnita de que cómo era posible que ese chico de pecas pudiera estar enamorado de él. No lo entendía. Sin embargo, sí éste permanecía a su lado, debía existir una razón clara para ello, y Katsuki no le iba a replicar nada al destino, o a lo que sea que los hubiera unido. Se encontraba conforme con el presente, con su presente. ¿Y cómo no? Si deseaba continuar admirando al de hebras verdosas por cada segundo que transcurría. Sí éste se lo permitía, quería que le expresara su opinión. Creía que poseía la fluidez adecuada para hacerlos flotar hasta esa frontera imaginaria que los transportaba hacia otro universo. Para los ojos del pelirrubio, el pecoso era el rey y el mundo era totalmente suyo.

🌾 Nos vemos en el Equinoccio // [katsudeku] || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora