4. "Come find me"

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El agua caía por su cuerpo como hojas filosas contra su piel, dejando marca rojas en esta. Estaba helada, todo lo estaba. Apoyando su espalda en la pared de la ducha dejo sus manos dirigirse hacia sus costillas, aún sanando de la paliza que había recibido en la mañana.

Sus dedos delineaban los pequeños cortes en sus costados, su boca dejando salir quejidos lastimeros. Dolía, más de lo que debería.
Ese día, Liam entró a la secundaría como cualquier otro, bajando su cabeza en los pasillos al oír murmullos con la palabra "monstruo", y sus ojos amenazando con cambiar. Pasó la mayoría de la mañana en su propia burbuja, con sus auriculares en sus oídos y sólo hablando cuando algún profesor exigía una respuesta. Antes de dejar el establecimiento, el joven beta sintió una mano tomar su hombro violentamente, arrastrandolo al lugar en el que había sido golpeado la última vez, el vestuario de Lacrosse.

Lo dejaron en el suelo, estaba seguro que la mitad del equipo se encontraba en el lugar, la sangre cubría su rostro y su abdomen, comenzando a caer en grandes cantidades sobre el resto, quizás en un intento desesperado por recordarles lo que hacían.
Está vez Theo no llegó a ayudarlo a levantarse. Liam simplemente se quedó ahí, esperando que su cuerpo sane aún en su lugar, respirando con dificultad y con lágrimas en sus mejillas.

Sabía que podía acabar con ellos en un simple movimiento, lo sabía. Pero cuando estaba apunto de cambiar recordaba las palabras de Scott "No eres un monstruo, eres un hombre lobo, como yo" y las palabras de Theo "Las personas sólo sienten una emoción a la vez Liam, es por eso que te enojas cuando estás asustado".
No podía herirlos, no podría vivir consigo mismo sabiendo que lo hizo. Y es por eso que se quedaba en silencio, dejando que lo golpeen hasta que el dolor terminaba, o se desmayaba, lo que ocurriera primero.

El dolor físico era soportable, no tanto el mental.
La cabeza de Liam, cada noche luego de ser golpeado, parecía a punto de explotar. Se encontraba entre los brazos de Hayden, esta abrazando su espalda, llorando en silencio intentando no despertar a la chica.
Sus heridas habían curado, dejando nada más que la piel clara del beta, suave ante su toque.

Dejaba que sus lágrimas bajen por sus mejillas, apretando sus labios intentando acallar sus sollozos. Lentamente alejó los brazos de Hayden de su cintura, soltandolos cuando escuchó a la chica gruñir y separarse por completo.
Se dirigió hacia el baño, con algo de dolor en sus extremidades. Lavó su cara y dejo que su mirada caiga en su reflejo en el espejo frente a él.

Sus ojos se encontraban rojos y sus labios igual, sus pómulos parecían algo hundidos ante la pérdida de peso notoria y su cabello estaba desordenado. Quiso llorar aún más ante su imagen.

Sin siquiera pensarlo tomó su celular del pequeño mueble al lado de su cama, saliendo definitivamente de la habitación sin emitir sonido.
Dirigiéndose al balcón, y sentándose en el sillón que había utilizado cada noche hace meses, dejo salir un suspiro de sus labios, marcando un número con manos temblorosas.

Un tono.

Dos tonos.

Tres tonos.

"¿Hola?" Liam contuvo su respiración al oír la voz adormilada del otro lado de la línea, sin decir nada.

"¿Liam?" La voz se volvió a escuchar.

"Y-yo, sí, hola" dijo tímidamente.

¿Qué rayos estaba haciendo?

"Son las cuatro de la mañana Liam, ¿Qué mierda quieres?" Dijo malhumorado Theo.

Acababa de despertar de una pesadilla a causa de su celular sonando insistente en su oído, casi estrellandolo contra el vidrio delantero de su camioneta, cuando vió el nombre del beta en la pantalla.

Blood in the Water • Thiam Donde viven las historias. Descúbrelo ahora