Titanic TR

#05

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-Baji, quiero que me dibujes como a tus chicas francesas- Soltó de uno solo, se moría por decir eso- Usando esto- Señaló el collar con el diamante.

-Si quiere- Dijo el de pelo largo, observando el collar de tantos puntos de vista.

-Usando sólo esto- recalcó el joven rubio.

Cosa que hizo que el pelinegro se lo quede viendo.

El rubio de nombre Chifuyu, se estaba sacando los moños que cargaba en su bello cabello, acomodándose los mechones para verse mejor enfrente del muchacho que lo volvía loco. Mientras el otro muchacho se encontraba en el gran camarote en donde iba a plasmar el cuerpo de joven rubio, acomodando un sillón y arreglando los implementós que usaría para dibujar.

Después de unos minutos más salió del baño del camarote el muchacho de ojos celestes con una bata color conchevino, siendo observando por el de pelo largo que se movía ansiosos y nervioso en su puesto.

Retirándose la bata, el muchacho rubio dejo al aire su bello y delicado cuerpo, parecía haber sido moldeado por porcelana por dioses del Olimpo, una gran belleza al frente de aquellos ojos cafés.

Dejó caer la bata al piso, ambos estaban nerviosos, uno porque nunca había sido visto desnudo, y otro por la hermosura que estaba frente a él, ya que este último si habrá visto muchos cuerpos desnudos pudo tocar y pasar sus manos por aquellas partes, pero jamás en su corta vida habrá visto a tan delicada piel, si con ropa era hermoso no se imaginaba sin ella.

-A-acuéstate- decía señalando nervioso el mueble- A-ahí, por f-favor -comentó sin quitarle la vista de encima.

El rubio sólo acato obediente y se acostó en el lugar antes señalado, sintiéndose con muchas mariposas en el estómago.

-Ahora, baja tu cabeza un poco- dijo Baji un poco más calmado, no del todo pero un poco si.

El rubio le dio una sonrisa y bajó su cabeza sin quitarle los ojos de encima, se sentía satisfecho con hacer poner nervioso al de pelo negro así, se sentíria orgulloso de lo que podría lograr en un futuro.

-No quites tus ojos de mi, ok? - dijo mientras se señalaba ambos ojos con lápiz en mano.

El rubio silenciosamente asintió, observando al peli largo acomodar la hoja que iba a ser usada para plasmar aquella obra de arte, el de pelo negro sólo dejo salir un largo suspiro y acomodándose empezó tallando el cuerpo del muchacho.

Empezando con el bosquejo de el rostro, detallando con suaves pasadas el lápiz, sobre sus ojos, dando cortas pero precisas miradas a cada parte del rostro ajeno.

-Que serio te has puesto- habló haciendo voz grusa, logrando sacar una risilla del contrario.

Siguió dibujando cada parte del cuerpo del muchacho cada ves veía como iba tomando su forma, dibujando aquel bello y caro collar que llevaba el cuello ajeno, para luego pasar a su pecho y dibujar aquellos par de pezones rosados para su vista.

-Tengo la impresión de que se está sonrojando, señor Keisuke-habló sacando una sonrisa que denotaba sus grandes colmillos, y que tenía toda la razón ya que dibujar su pecho se le hacía difícil y un poco vergozonso, es el pecho del chico que te gusta quien no se pondría colorado.

Este solo lo observaba sonriendo y callado, para pasar el lápiz y dibujar el abdomen del muchacho, no era como el de él, con cuadritos y tonificado, no negaba que si tenía cuadros pero no tan resaltantes, pero si apetecibles.

-No me imagino al señor Da vinchi sonrojandose- comentó con gracia el muchacho de ojos celeste.

-Él no pinta tu cuerpo, yo si- dijo para posar su mirada y conectarla con la ajena- Relaja la cara- le dijo para que el rubio lo haga.